Emerson decía que “la madurez es la edad en la que uno ya no se deja engañar por sí mismo”. Y viene esta cita a cuento porque ayer, en “Buzzing”, en Barcelona, tuvo lugar una reunión en la que, salvo excepciones, todos los participantes estábamos encuadrados en lo que habitualmente se conoce como” edad madura”.
Y,-en lo que a mí respecta, Goethe dixit -, si quieres ser invisible a los hombres, lo ideal es ser pobre, mientras que si quieres ser invisible a las mujeres, lo ideal es ser “maduro”.
Por eso, liberado por la edad (y la señora) de la tensión sexual que caracterizaba las fiestas de mi juventud, pude dedicarme en esta ocasión a la charla franca, a la observación objetiva, al argumento ponderado, a la emoción sin aspavientos.
Isi, en este ambiente, me recordaba que la arquitectura no es solo, -como decía Schopenhauer-, música congelada, sino también una disciplina eminentemente técnica, aspecto importante a veces diluído en cuestiones estéticas y filosóficas.
Riart, el seductor profesional, siempre con la caña presta, me confesó que a pesar de su fama, un día fue besado espontáneamente bajo un puente de París por una dama (el día de los enamorados), en el transcurso de un romántico paseo en “batteau-mouche”. La dama estaba presente en la fiesta. Su señora, también.
Jordi me explicó los distintos niveles de la disciplina budista y las complejas y ascéticas meditaciones a las que diariamente somete su cuerpo y su espíritu. También me relató-, emocionado- cómo uno de los últimos momentos felices en la vida de su padre se desarrolló en el Bulevar de La Sidra de Oviedo
Eva le dio un beso en la boca a la anfitriona, y, aunque hay que reconocer que fue más fraternal que lésbico, tuvo su morbo…
También me acuerdo de Marta y José María,(el Cañón del Colorado) , de Charo, de Pau (el escultor), de Conchi, de Yolanda, de la Gestapo, de Lluis (fotógrafo) y Carme, de los amigos del Valle de Arán, de Gemma y de su "futuro", de Lía….Y, -además de las personas-, me acuerdo de otras cosas que acontecieron en el Torrent de l`Olla, 12 , y que sería interminable relatar .
Pero, en definitiva, lo importante es reconocer que algunas vivencias necesitan un cierto paso del tiempo para alcanzar lo sublime. Ya se sabe: Los amigos, viejos; el vino, de reserva; y los libros, mejor clásicos. Y es que muchos de los que allí se reunieron son (somos) como los viejos libros, un poco mal encuadernados, pero con muchas cosas excelentes en el interior.
Y,-en lo que a mí respecta, Goethe dixit -, si quieres ser invisible a los hombres, lo ideal es ser pobre, mientras que si quieres ser invisible a las mujeres, lo ideal es ser “maduro”.
Por eso, liberado por la edad (y la señora) de la tensión sexual que caracterizaba las fiestas de mi juventud, pude dedicarme en esta ocasión a la charla franca, a la observación objetiva, al argumento ponderado, a la emoción sin aspavientos.
Isi, en este ambiente, me recordaba que la arquitectura no es solo, -como decía Schopenhauer-, música congelada, sino también una disciplina eminentemente técnica, aspecto importante a veces diluído en cuestiones estéticas y filosóficas.
Riart, el seductor profesional, siempre con la caña presta, me confesó que a pesar de su fama, un día fue besado espontáneamente bajo un puente de París por una dama (el día de los enamorados), en el transcurso de un romántico paseo en “batteau-mouche”. La dama estaba presente en la fiesta. Su señora, también.
Jordi me explicó los distintos niveles de la disciplina budista y las complejas y ascéticas meditaciones a las que diariamente somete su cuerpo y su espíritu. También me relató-, emocionado- cómo uno de los últimos momentos felices en la vida de su padre se desarrolló en el Bulevar de La Sidra de Oviedo
Eva le dio un beso en la boca a la anfitriona, y, aunque hay que reconocer que fue más fraternal que lésbico, tuvo su morbo…
También me acuerdo de Marta y José María,(el Cañón del Colorado) , de Charo, de Pau (el escultor), de Conchi, de Yolanda, de la Gestapo, de Lluis (fotógrafo) y Carme, de los amigos del Valle de Arán, de Gemma y de su "futuro", de Lía….Y, -además de las personas-, me acuerdo de otras cosas que acontecieron en el Torrent de l`Olla, 12 , y que sería interminable relatar .
Pero, en definitiva, lo importante es reconocer que algunas vivencias necesitan un cierto paso del tiempo para alcanzar lo sublime. Ya se sabe: Los amigos, viejos; el vino, de reserva; y los libros, mejor clásicos. Y es que muchos de los que allí se reunieron son (somos) como los viejos libros, un poco mal encuadernados, pero con muchas cosas excelentes en el interior.
5 comentarios:
Veo que vas progresando. No sólo cualquier tiempo pasado no me parece mejor, sino que tengo el convencimiento que cualquier tiempo futuro será mejor, dejando las señoras aparte, of course (bueno, las señoras no, sólo las tetas, el culo y el coño)
Chiste de mis brutos amigos de Logroño: ¿Sabes qué es una tía?... La parte inútil de un coño.
Aprovecho mi atrevimiento sabiendo que aplicas censura previa a los comentarios, lo dejo a tu criterio.
Solo tolero una censura:La propia
La photochop, épica.
Normalmente nos arrepentimos más de las cosas que no nos hemos atrevido a hacer que de las que nos han salido mal.
Ser yo es lo mejor que me sale, y además es divertidísimo.
Si nos olvidamos de las frases literarias, solo nos arrepentimos de lo que,-insensatos-,nos hemos atrevido a hacer...
Puesto que el lugar de celebración del evento me fue comunicado telefónicamente, ahora me entra la duda de si será Torrente de la "Olla"(vasija redonda de barro o metal), o de la "Hoya"(concavidad u hondura formada en la tierra).En este último caso, pido disculpas a los nativos, rogando que comprendan mi lógica asociación de ideas: Yo iba allí a cenar...
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