
500 millones de las antiguas pesetas en descargas para móviles de una cancioncilla promocionada con los recursos de la Televisión Pública (que pagamos entre todos), es una peculiar manera de entender lo de “pasárselo bien”.
Si al menos una pequeña parte hubiese revertido en algún beneficio comunitario, la cosa me habría hecho mucha más gracia.
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