Cuando hoy sábado, por la mañana, contemplé aquella preciosa chica gesticulando desaforadamente tan cerca de mí, pensé que se había vuelto loca. Presa de un feroz histrionismo, movía con tal celeridad los brazos que simulaba luchar contra el imaginario tráfico de una ciudad colapsada. Con la mirada perdida, sin que parecieran importarle lo más mínimo las personas que –entre atónitas e indiferentes- , la contemplábamos, se esforzaba en señalar con su índice una difusa multitud de objetos esparcidos en todas las direcciones. Después, -imperturbable- , deteniendo por un instante su terrible furia hiperquinética, nos mostró -enigmático simbolismo- los cuatro dedos de su mano derecha; a continuación, y retomando con nuevos bríos su aparentemente olvidado impulso demoníaco, enrolló sobre su cuello un grueso collar del que pendían varias cintas. Y de esa guisa, sin solución de continuidad, comenzó a besar(o a hacer que besaba) dos cilindros que sostenía maternalmente entre sus delicadas manos. Más tarde, y sin importarle la fascinación que a esas alturas ya ejercía sobre los que la rodeábamos, finalizó su fantasmagórica actuación colocándose, a modo de bozal, una gran copa transparente sobre el rostro.
Tras la máscara, no podía yo dejar de admirar aquellos preciosos ojos verdes…
Como saliendo de un sueño, despertando de tamaño trance hipnótico, me quité los auriculares y alcancé a oír como el capitán nos deseaba un buen vuelo.
Tras la máscara, no podía yo dejar de admirar aquellos preciosos ojos verdes…
Como saliendo de un sueño, despertando de tamaño trance hipnótico, me quité los auriculares y alcancé a oír como el capitán nos deseaba un buen vuelo.
2 comentarios:
Sin duda se trata de ese Boeing 757con el que tu capacidad creativa goza en primera clase
Para mi capacidad creativa ,con una avionetilla ,y en clase turista, voy que chuto. No voy a volar tan alto...
T.
Aun así, se agradece el viento de cola.
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