En mi cara, como en la tuya, se encuentran dos ojos cansados, envejecidos e hipermétropes.
Pero -por más que frunzo las cejas- no consigo distinguir ánades, cernícalos, cometas ni dracónidas.
Y es que los tuyos -entrenados para contar lo que miran- ven más.
Un beso
Tordon
4 comentarios:
Las palabras, cuando llegan a un corazón, es porque han salido de otro.
Lo esencial es invisible a los ojos.
Todo se entrena, lo bueno y lo malo.
Trato de entrenar mi corazón, pero debe tener presbicia.
Discrepo con pe leon....lo bueno es necesario entrenarlo y para lo malo solo hay que dejarse llevar.
salu2
Anomomius
Yes un sabiu, momius, yes un sabiu.
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