
”Monasterios, agua y vino”, se podía leer en el folleto, aunque en realidad fue mucho de lo último y poco de las otras dos cosas.”
Entre 27 máquinas gigantescas, ágiles y vistosas llamaban la atención dos renqueantes cenicientas: Las nuestras.
He aprendido en estos días mucha filosofía de dos ruedas, tal como que “no es la moto la que tira al motorista, sino al revés”, y también me he instruido con otros conocimientos más profundos e interesantes.
Pero estos últimos ya os los contaré en cuanto se me quite el olor a gasolina.
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