miércoles, 1 de octubre de 2008

Amor, dolor.

En aquella época vestía yo pantalón corto.
Todo el mundo en el Colegio "La Gesta" sabía lo mucho que le gustaban a Paloma las flores. La víspera de su cumpleaños, me arañé rodillas y codos para cogerle entre las rocas unas preciosas violetas.
Al día siguiente, fuí el primero en llegar a clase.
Mi primoroso ramillete ,colocado sobre su pupitre, quedó prontamente sepultado bajo infinidad de margaritas, narcisos, amapolas y campanillas.
Y allí quedaron todas, porque la única flor que Paloma aceptó fue una orquidea encerrada en una caja de plástico que, en mano, le entregó un alumno de los cursos superiores.
Aquél día comprendí que existía un dolor más profundo que el de los arañazos .
Tordon

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso te pasa por pelota....ja ja jaaa

Que es eso de andar regalando flores a las maestras???

A las maestras se les mira para las piernas, culito y pechos!!!
Que mas da la materia que imparten....je je je

salu2
Anomomius

Tordon dijo...

Eres un incendiario , momius, yo le regalaba flores a mi compañera de pupitre, no a la maestra.

Anónimo dijo...

ja ja ja

hay que aclarar mas las cosas tronco...yo creía que hablabas de una profe maciza de esas que todos tuvimos.

salu2
Anomomius