La irregularidad en las entradas de las últimas fechas se debe a que, durante esta época prevacacional, me escapo a Ribadesella, idílico lugar al que huyo siempre que puedo y en el que, buscando el olvido de la frenética actividad profesional, me nutro con la sopa espesa de la neblina y la hojarasca (¡Qué cursi, por Diooos!).
Allí consumo las horas dedicado a las labores agrícolas, lucha ingenua y desigual contra la feracidad del todopoderoso verde asturiano.
A ver si matando las malas hierbas me sobrevienen pensamientos positivos…
“Morimos tal y como nacemos: Sin dientes, sin pelo, sin ilusiones…”
Espero- mientras siego- que la ilusión sea lo último que se pierda.
Allí consumo las horas dedicado a las labores agrícolas, lucha ingenua y desigual contra la feracidad del todopoderoso verde asturiano.
A ver si matando las malas hierbas me sobrevienen pensamientos positivos…
“Morimos tal y como nacemos: Sin dientes, sin pelo, sin ilusiones…”
Espero- mientras siego- que la ilusión sea lo último que se pierda.
1 comentario:
yo espero que, si al nacer todos ríen y yo lloraba, al morir, todos lloren y yo ría.
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