miércoles, 16 de julio de 2008

Húmeda inopia (2)



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Al mediodía nos avisaron del fallecimiento del padre de un amigo y abandonamos el mar para acercarnos a "Los Arenales". Allí, las flores, tan bellas, tan frías, tan colocadas geométricamente en las coronas, me hicieron reflexionar sobre el contraste con las flores de mi jardín, tan dispersas, tan alegres, tan anárquicas, tan cálidas, tan vivas. Quizás la muerte solo sea un cambio de escenario donde el orden suplanta al caos, el silencio al ruido, la quietud al movimiento.
Retornado al “refugio costero”, retomo la paz. Un prandial paréntesis para comprobar con nuestro Fernando que la rapidez no acarrea inevitablemente el éxito. Después, y en consecuencia, más contemplación. Y en esas estaba, practicando el “slowing”, el “elogio de la lentitud”, la intencionada parsimonia, cuando una voz del más allá me devolvió al más acá:
-” ¡Tordon, espabila y ayúdame a cargar las maletas, que parece que estés en la inopia!”...
¡Ah, cruel incomprensión la del rústico poetastro!
Aunque yo me pregunto: ¿no será toda esta impostura una simple coartada para la vagancia?
Tordon
PD: No sé donde leí que el ser humano, cuanto más relajado e íntimo, más grotesco.
Pido disculpas.

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