lunes, 27 de octubre de 2008

Clinica dental "Asurbanipal"

Estimados blogueros:
Para vuestra desgracia, hoy me siento bajo los efluvios de un otoñal ramalazo pedagógico. Y como muestra, os envío dos de los artículos del código legal babilónico que aun hoy se pueden leer en una estela de diorita negra en el Louvre:
Ley 200: “Si alguien arranca el diente de un igual, se le arrancará su propio diente”
Ley 201: “Si alguien arranca un diente a un inferior, se le multará con un tercio de mina de plata”.
¿Os imagináis,-como yo hago-, desamparados e indefensos, pasto de los inmisericordes abogados sumerios?: Arruinados, en la cárcel de Villabona y sin un mísero “piño” que llevarnos a la boca…
Pero ¿quién demonios me mandará hurgar en estas inquietantes historias? A estas alturas debería saber que la curiosidad malsana incluye el merecido castigo.
Es como lo de la manzana de Adán, pero sin paraíso, sin Eva “en pelota” que compense de las angustias.
Saludos cordiales
Tordon
PD: Aunque en el diagnóstico andaban un poco despistados: “Si rechina los dientes de forma continua, y su cara está fría, ha contraído la enfermedad de la mano de la diosa Istar”.
...
Y escucho al prudente colega pensando en la ley 200 antes de coger el fórceps:”Creo que lo más aconsejable será mantener todo en observación…”

¡Que Is(os)tar nos proteja de los legisladores inspirados!
PD2: Saludos a la "siestera"

4 comentarios:

Pele Ón dijo...

no dice nada de lesiones a un superior... Habrá que llevar galones clasificatorios para saber a quién le puedes trabajar y a quien no.
Ya veo que el racismo viene de antiguo.

Tordon dijo...

Considerando las técnicas anestésicas de la época, no me extraña que la posibilidad de arrancar un diente a un superior no estuviera ni siquiera contemplada...

Anónimo dijo...

Afortunadamente, la ley no es vigente hoy en día. ¿Dice algo sobre quien ayuda a extraer la pieza en concreto, y a la salida, encima, les cobra?

Tordon dijo...

No, pero me imagino que para "esas", estaban reservados los más terribles tormentos.
Aunque las guapas siempre lograrían,-como ahora-, engatusar al verdugo...