lunes, 22 de septiembre de 2008

Relaciones sexuales inusuales

Noticia: Una mujer aparece muerta en su domicilio. Parece ser que la causa de tan luctuoso suceso es que su marido, policía, para mantener relaciones sexuales, utilizaba pequeñas descargas eléctricas.

Y esta es la carta que al día siguiente Tordon publicó en el periódico

RELACIONES SEXUALES INUSUALES

Así denominó el forense del condado de York la causa del deceso de una infortunada mujer a la que su marido sometía a descargas eléctricas para obtener mayor placer sexual. Y lo primero que me vino a la mente al leer esta noticia fue la anécdota del maestro cordobés Guerrita, que -cuando le presentaron a Ortega y Gasset y le informaron de que el filósofo se dedicaba a «estudiar las ideas y el pensamiento»-, ante tan extraña profesión, el diestro sentenció su célebre «Hay gente pa tó».

Este suceso, publicado en LNE, nos reafirma en la conocida premisa de que «la realidad siempre supera a la ficción». Y es que irreal se nos antoja ese prodigio de lascivia, esa asombrosa sofisticación sexual, esa extraña pirueta sobre el alambre que -para culminar el disfrute amoroso-, requería tan alambicada estimulación de la libido.Y me imagino a los estupefactos compañeros del «policía-marido» desconsolados en su orteguiano «no es eso, no es eso», cuando le resaltaron la importancia de actualizarse y su necesidad de «conectarse a la red». Y menos aún estableciendo la conexión a través de intermediarios.

Extraño caso el de este hombre, discípulo del marqués de Sade, paladín de la lúbrica descarga, abanderado galán del enchufe, tórtolo del espasmo, entusiasta de Unión Fenosa... ¿Cómo se atrevió a asumir este riesgo, e incluso convencer a su pareja, para protagonizar semejante esnobismo? Y, aunque no lo entiendo, reconozco que existen personas de un alto nivel de exigencia, mentes con exuberante fantasía, individuos tales como aquel onanista impenitente que introducía su dotación bajo tierra a la espera de que sobreviniera un terremoto...E imagino los indecibles sufrimientos de la pobre mujer, víctima del amor, sacrificada esposa, sometida sin reparos a este inverosímil «coitus interruptus» (de «interruptor», no de «interrumpido»), su abnegación sin límites, su dudoso placer en el calambre, la precaria delectación en el voltaje, el equívoco regodeo en un desventurado y tormentoso afecto... Tormentoso, sí, y con abundante aparato eléctrico.

Y aunque el sufrimiento moral se nos antoja indecible, tampoco deberíamos obviar los onerosos gastos de peluquería que a buen seguro hubo de soportar la infortunada durante tan fogosa y electrizante relación.Y no puedo evitar preguntarme cuándo surgiría entre ellos la chispa del afecto, cómo -inconscientes- se dejaron llevar por esa peligrosa pero, al parecer, placentera corriente de erotismo. Dostoievski constataba un notable aumento de la creatividad en sus auras preepilépticas. ¿Estarían estos dos escribiendo una novela? No creo, mas, tras la comprobación del infausto desenlace, me asaltan nuevas preguntas.¿Podrá alegar el detenido -en su defensa- que, obnubilados por la afición a las nuevas tecnologías, decidieron probar esta inusual «estimulación por cable»? ¿Se les fue la mano? ¿Se les fue el voltaje? ¿Los cegó la pasión? ¿Se les encasquilló el mando a distancia?

Sea como fuere, a la vista de la trágica noticia, queda patente la increíble capacidad que tenemos los seres humanos para empeñarnos en complicar las cosas sencillas.

¿Homicidio involuntario, conducta temeraria, maltrato de género, sofisticación amorosa, accidente doméstico? Dudo que alguna vez se sepa la verdad a ciencia cierta.

«Nunca vi una cosa así», concluyó el desconsolado forense. Yo, qué quieren que les diga, tampoco.

Tordon Lorz

Oviedo

5 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya vaya...
yo apuesto por una muerte por electrocución, debido quizás a un cortocircuito probocado por fluidos líquidos, sudor, saliva, vaginales o seminales, lluvia dorada, etc.
o también un homicidio encubierto del policia hacia su mujer al descubrirle poniéndole los cuernos con el cobrador de la luz.
pudiera ser que la mujer a falta de varón y masturbación solitaria subiese la potencia de dichos consoladores y sufriese una sobredosis de placer.

sea como fuere...tiene que haber pa to.

me quedo con la duda de saber si a la hora del orgasmo saltaban chispas y si la compañía electrica envió una corona de flores ante la pérdida de tan buena clienta!!!

salu2

Anomomius

Tordon dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tordon dijo...

¡Muy bueno anomomius!... Aunque alguna de tus hipótesis resulten excesivamente imaginativas.

Tordon dijo...

El comentario suprimido se debe a un error ortográfic-tipográfico, no a ningún tipo de censura, que conste.

Pele Ón dijo...

Piiii Pi Piiiiiiiii pi pipìpipiiiiii pi pi piiiiii
pi piiiiiiiiiiiiiiipi
PO
(es un chiste muy bueno, pero tieen demasiadas palabrotas....)