lunes, 15 de septiembre de 2008

Plagiarios

“Dan muestras de buen humor quienes se apropian de las palabras ajenas y - con unos pequeños cambios- roban para sí la fama que otros trataron de adquirir con tanto trabajo “(Erasmo de Rótterdam, Elogio de la locura)
El pasado miércoles, en el Congreso, nuestro Presidente adornó su discurso contra la crisis con esta admirable frase: “No esperen nuevos anuncios de propuestas en el día de hoy, no tiene sentido improvisar y aprobar todos los días nuevas medidas”.
Tan brillante resultó la frase, que el mismísimo Julio César se la copió antes de iniciar las guerras de la Galia. Otro tanto le ocurrió a Napoleón, que no tuvo empacho en repetirla al arengar a la tropa junto a las Pirámides. También le debió parecer ingeniosa a Lincloln, que echó mano de ella el 19 de Noviembre de 1862 en el campo de batalla de Gettysburg en un discurso para honrar a los muertos. Y en el colmo del plagio, palabra por palabra, el primer ministro británico Winston Churchill utilizó esta frase en su primer discurso ante los Comunes.
¡Plagiadores!
Aunque, el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra…

3 comentarios:

Pele Ón dijo...

La política fué un tratado de lo que se debe hacer, con sus defectos y virtudes. Hoy son meros intereses materiales lo que nos mueve.
Luchemos porque el amor vuelva a regir nuestras vidas, aunque de vez en cuando nos cueste sonrojarnos; tras avergonzarnos, hay un temblor sísmico profundo que nos reordena las moléculas y nos afianza la base.

Tordon dijo...

Está bien que se sonroje y averguence pero¡ por favor! que no nos reordene las moléculas...

Pele Ón dijo...

A algunas Angelinas no les conviene, los demás siempre echamos de menos un buen meneo molecular. Cualquier tiempo futuro será mejor.