Estimado Pepe:
Un poco alarmado por las estadísticas de ese informe que, como “apisonadora en una cacharrería” irrumpió en la prensa de las últimas semanas, siendo yo padre responsable y ciudadano escéptico de cifras oficiales, he querido comprobar, a ciencia cierta, cuanto había de verdad en esos porcentajes, por lo que he aprovechando la oportunidad que me brinda el tener dos hijos en edad de merecer.
Como ejercicio para acreditar su “comprensión lectora”, les propuse, a modo de redacción, que describieran, en su entender adolescente, lo que explicaba el siguiente texto: (La Mar de Oviedo,LNE, Monteserín ,5-12-07):
“Y con el viento de Levante en contra, en lugar de navegar en bolina, escorados en eternas ceñidas, arriaban la mayor, dejaban el barco a palo seco y en otro mástil sumergido desplegaban la vela abisal para atrapar la corriente submarina; así ganaban barlovento, rumbo a sus lares.”
Un poco alarmado por las estadísticas de ese informe que, como “apisonadora en una cacharrería” irrumpió en la prensa de las últimas semanas, siendo yo padre responsable y ciudadano escéptico de cifras oficiales, he querido comprobar, a ciencia cierta, cuanto había de verdad en esos porcentajes, por lo que he aprovechando la oportunidad que me brinda el tener dos hijos en edad de merecer.
Como ejercicio para acreditar su “comprensión lectora”, les propuse, a modo de redacción, que describieran, en su entender adolescente, lo que explicaba el siguiente texto: (La Mar de Oviedo,LNE, Monteserín ,5-12-07):
“Y con el viento de Levante en contra, en lugar de navegar en bolina, escorados en eternas ceñidas, arriaban la mayor, dejaban el barco a palo seco y en otro mástil sumergido desplegaban la vela abisal para atrapar la corriente submarina; así ganaban barlovento, rumbo a sus lares.”
Este fue el excelente resultado:
“Los marineros de Levante, aburridos de contemplar a las chicas eternamente ceñidas y en bolinas, desplegaron el mástil que tenían sumergido, y para atrapar a una corriente y arrinconar a la mayor ,que estaba en vela, mientras llegaba el submarino, escoñados contra un viento abismal, pusieron rumbo a sus bares, hasta que llegaron al bar “Lo Vento”.¡Y nosotros aquí, a palo seco!”
Como puedes comprobar, querido Pepe, no hay que ser alarmista: Ellos lo entendieron todo.
Saludos cordiales
Tordon
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