
-Usé la razón, eludí la violencia, jamás me autocompadecí, deseché la palabra "imposible" y siempre actué para escapar.
Una magnífica actitud frente a la vida. Pero, ¿qué hacer cuando el perseguidor es uno mismo?
El polaco, sin querer, nos aporta sugerencias:
- ¡Yo también soy cobarde! Eludir el choque… ¡Gracias a eso estoy vivo!
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