Estimado L.i.b.e: (L.ector I.nteligente del B.log E.lsubmarinobajoelgrifo)
Como técnico en ayudas a la alimentación, no pocas veces me he enfrentado a pacientes que describen una especie de extraña molestia, que no llega a ser dolor, pero que desagrada y enoja, sin ninguna localización específica, ni en los dientes, ni en la encía, si acaso ligeros reflejos hacia la nariz, ojo, oído o cuello. No acontecen durante el día, y por la noche,… tampoco. Nada se percibe con el frió, ni con el calor ,ni a la percusión, ni al morder, ni al respirar, ni al bostezar, ni al besar, ni al dormir, pero se aprecia una incomodidad imprecisa, indescriptible,(nunca mejor dicho), no excesivamente marcada, episódica, dispersa, con largos periodos asintomáticos…Algunos simplifican diciendo directamente que las muelas les “rancian” un poco(¿?), notan en la zona algo etéreo, una admonición estomatológica, como un querer y no poder, casi un mensaje divino, un apercibimiento dental, una amonestación preventiva, un aura premonitoria, una amenaza invisible ,un síndrome cuya etiología sigue los patrones de la lógica “difusa”, “profusa”, “confusa” y hasta “patidifusa”, …, en definitiva, una dolencia que no está en mis escritos.
Pues exactamente eso es lo que me pasa a mí, querido Libe, esos son mis síntomas, con la gran desventaja de que nadie puede radiografiarme el alma para concretar el diagnóstico. Hay un Tordon serio,- riguroso, racionalista, moderado, calculador, con suficiente prestigio profesional, padre de familia responsable, con una vitalidad física firme ,seguro de sí mismo, prudente, decidido, que vive en un ambiente económico satisfactorio, etc.-, que convive con otro Tordon “no diplomado”, crítico, introvertido, psicológicamente sensible, soñador ,pendenciero, enamoradizo, de ramalazo poético, escéptico, dubitativo, confuso , inconformista, transgresor, ambiguo…
Y cuando surgen los inevitables conflictos entre ambos, aunque las chispas se sofoquen usando siempre el humor, (un Tordon se ríe del otro), hay ocasiones en las que la situación se agudiza, el sentimiento de traicionar a uno de los dos se hace mayor, no sé sabe a ciencia cierta con cuál de los dos será mejor alinearse, parece que uno intenta excluir al otro, uno siente que
“¡Es preciso que uno de los dos expire!
¡Mi alma se rompe!”
“Il fair que lún de vous expire
Mon âme se dèchire »
(Iphigénie en Tauride, von Gluck, Acto III, escena 3)
Como técnico en ayudas a la alimentación, no pocas veces me he enfrentado a pacientes que describen una especie de extraña molestia, que no llega a ser dolor, pero que desagrada y enoja, sin ninguna localización específica, ni en los dientes, ni en la encía, si acaso ligeros reflejos hacia la nariz, ojo, oído o cuello. No acontecen durante el día, y por la noche,… tampoco. Nada se percibe con el frió, ni con el calor ,ni a la percusión, ni al morder, ni al respirar, ni al bostezar, ni al besar, ni al dormir, pero se aprecia una incomodidad imprecisa, indescriptible,(nunca mejor dicho), no excesivamente marcada, episódica, dispersa, con largos periodos asintomáticos…Algunos simplifican diciendo directamente que las muelas les “rancian” un poco(¿?), notan en la zona algo etéreo, una admonición estomatológica, como un querer y no poder, casi un mensaje divino, un apercibimiento dental, una amonestación preventiva, un aura premonitoria, una amenaza invisible ,un síndrome cuya etiología sigue los patrones de la lógica “difusa”, “profusa”, “confusa” y hasta “patidifusa”, …, en definitiva, una dolencia que no está en mis escritos.
Pues exactamente eso es lo que me pasa a mí, querido Libe, esos son mis síntomas, con la gran desventaja de que nadie puede radiografiarme el alma para concretar el diagnóstico. Hay un Tordon serio,- riguroso, racionalista, moderado, calculador, con suficiente prestigio profesional, padre de familia responsable, con una vitalidad física firme ,seguro de sí mismo, prudente, decidido, que vive en un ambiente económico satisfactorio, etc.-, que convive con otro Tordon “no diplomado”, crítico, introvertido, psicológicamente sensible, soñador ,pendenciero, enamoradizo, de ramalazo poético, escéptico, dubitativo, confuso , inconformista, transgresor, ambiguo…
Y cuando surgen los inevitables conflictos entre ambos, aunque las chispas se sofoquen usando siempre el humor, (un Tordon se ríe del otro), hay ocasiones en las que la situación se agudiza, el sentimiento de traicionar a uno de los dos se hace mayor, no sé sabe a ciencia cierta con cuál de los dos será mejor alinearse, parece que uno intenta excluir al otro, uno siente que
“¡Es preciso que uno de los dos expire!
¡Mi alma se rompe!”
“Il fair que lún de vous expire
Mon âme se dèchire »
(Iphigénie en Tauride, von Gluck, Acto III, escena 3)
2 comentarios:
Son tu cerebro derecho y tu cerebro izquierdo, tranqui. Te falta todavía descubrir al cerebro reptiliano (ataque/huída) y al tálamo, filtro de entrada de todo, que lo tiñe emocionalmente.
Mira a ver si alguno de ellos responde al nombre de Déxter, y si es así, dime ¡¡PORFA!! si le caigo bien o mal.
Recuerda, cuando le pase a Tordona mi sección biblica a corregir, échale un vistazo; A veces, dicen que nunca podrás explicar algo bien hasta que logres que lo entienda tu abuela, pero en este caso he renunciado a ello.
Antonio Machado( http://es.wikisource.org/wiki/Par%C3%A1bolas_(Machado))
Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón,
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.
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