lunes, 9 de junio de 2008

Ballet

Conozco a un navarro apasionado por el baile clásico. Y al parecer, esa afición,- que practica en sus ratos libres-, le acarrea un sinfín de incomprensiones. Desconozco los motivos por los que su hijo, “Mediano Peleón”, se escandaliza ante el irrefrenable deseo de danza de su progenitor, al que amenaza incluso con prescindir de su noble y aguerrido apellido.
Después de todo, la presencia de varones en esta modalidad de baile no deja de ser una simple vuelta a los orígenes, ya que hasta el siglo XIX, el bailarín masculino era la figura principal de los ballets. Y si nos remontamos al siglo XVII, podemos comprobar que los hombres interpretaban incluso los papeles femeninos, quedando las mujeres, por tanto, totalmente excluidas en las representaciones de esta manifestación artística.
Y para los incondicionales de la cultura clásica, recordaremos que en la Grecia Antigua, la danza era utilizada como método de entrenamiento de los soldados. Esto era así hasta el punto que el mismo Sócrates aseguraba que: “el mejor bailarín es también el mejor guerrero”
Así pues, no me resta más que desear a mi buen amigo Sergei Peleón, ánimos para esa dura batalla en la que necesitará desplegar toda su fuerza, destreza, virilidad, energía, pasión, fogosidad y lirismo, además,-claro está,- de todo su genio de danseur pamplonica.
Eso sí, Manolo, por Dios, no caigas en la tentación de probarte el “tutú”,
Aunque, llegado el caso,- por el vídeo-, yo sin duda pagaría el doble…

1 comentario:

Pele Ón dijo...

Gracias por los ánimos, por la psicoterapia familiar, por el reconocimiento final por la reivindicación histórica...
Por motivos profundos y difíciles de explicar, hago ballet porque es lo que peor se me da, y por desarrollar mi lado "yin",y disfruto el doble. Practicando posturología, las clases son todo un compendio de referencias, de verdad que no echo en falta a ninguna Angelines.