La ociosidad distorsiona la rutina, enlentece el músculo, abotarga los nervios, altera las costumbres, relaja los horarios y afloja los esfínteres de la mente. La atención es dispersa, la curiosidad se disgrega y la concentración de los sentidos se disuelve como un azucarillo en el agua. Y en este ambiente de “anarquía en la Axarquía”, con una caña en la mano y el (cigarrillo) abanico en la otra, bien comprenderéis, estimados blogueros, que resulta tarea de titanes dedicarse a procesar sesudos textos filosóficos. Pero no lecturas como esta:
Cuentan que en el 275 a.C., el caudillo celta Breno al frente de 40.000 guerreros, asaltó el venerable santuario de Delfos con la ilusión de apoderarse de las estatuas de oro macizo que daban fama al recinto .Pero lo que no sabían los celtas es que- 60 años antes- los focidios habían hecho lo propio y se habían fundido hasta el último dracma jugando a la Bono-Loto. Para colmo de males, en la triste retirada, y en medio de una terrible tormenta, los aguerridos celtas creyeron oír a sus espaldas el ruido de la caballería griega, y fue tal la confusión que tomaron las armas y se mataron unos a otros sin reconocerse. Según Pausanias, fue un caso de pánico, ese miedo sin causa que el dios Pan infunde a los mortales.
El caudillo Breno, sintiéndose tan responsable del fracaso de la expedición y remordiéndole tanto la conciencia , resolvió quitarse del medio. Y escogió un sistema original y poco sangriento para hacerlo: Se quitaría la vida bebiendo gran cantidad de vino.
Y no lo cuentan las crónicas, pero suponemos que fue una muerte indolora, alegre, sin sed.
Y ahora que lo pienso: ¿Habrán escondido suficientemente la botella de Chivas a Zapatero?
Cuentan que en el 275 a.C., el caudillo celta Breno al frente de 40.000 guerreros, asaltó el venerable santuario de Delfos con la ilusión de apoderarse de las estatuas de oro macizo que daban fama al recinto .Pero lo que no sabían los celtas es que- 60 años antes- los focidios habían hecho lo propio y se habían fundido hasta el último dracma jugando a la Bono-Loto. Para colmo de males, en la triste retirada, y en medio de una terrible tormenta, los aguerridos celtas creyeron oír a sus espaldas el ruido de la caballería griega, y fue tal la confusión que tomaron las armas y se mataron unos a otros sin reconocerse. Según Pausanias, fue un caso de pánico, ese miedo sin causa que el dios Pan infunde a los mortales.
El caudillo Breno, sintiéndose tan responsable del fracaso de la expedición y remordiéndole tanto la conciencia , resolvió quitarse del medio. Y escogió un sistema original y poco sangriento para hacerlo: Se quitaría la vida bebiendo gran cantidad de vino.
Y no lo cuentan las crónicas, pero suponemos que fue una muerte indolora, alegre, sin sed.
Y ahora que lo pienso: ¿Habrán escondido suficientemente la botella de Chivas a Zapatero?
PD: Oigo a “Mago de Oz” en la Blackberry de mis hijos: “El hombre es el único animal de la creación que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir…”
¿Se referirán a mi blog?
¡Mecagüen…!
3 comentarios:
Eso, los fodicios a focicar jaja, es tremendo el pánico es que ni ves (quizás por eso metían el fucicu jaja, lo de "Mago de Oz" voy a hacer como que no le leí jeje que si no me baja la autoestima jaj, salu2
¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!
Si es que usted nunca me defrauda!
Besos
Una botella de Chivas siempre es una tentación muy fuerte para este animal del que hablas, que bebe sin sed...
Mejor dejar el mueble bar con la llave echada.
;-)
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