
¡Os echaré de menos!
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En Navidad, el mayor motivo de disputa en mi casa, es la colocación del Nacimiento. Siempre tengo bronca con mis hijos, y aunque hago firme el propósito de que esto no suceda, todos los años –inevitablemente- los problemas se repiten.
Ya os expliqué que las fiestas navideñas, en general, me hacen ilusión. Pero también reconozco que hay unos cuantos detalles que no me acaban de convencer.
 En los últimos años, por estas fechas, vengo observando una actitud que amenaza con convertirse en epidémica y que, en ese sentido, me preocupa.


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Estoy asustado.
 Según una reciente encuesta realizada por la revista “Playboy” a las empresarias italianas, los hombres más “sexys”,- en orden decreciente a la fascinación que despiertan-, serían:
No es lo mismo fracasar que ser derrotado.
Tras un ímprobo trabajo de campo, manejando un detallado muestreo surgido de sectores estadísticamente significativos de la población, (mi primo, mi suegra, cuatro amigos y el gato), he llegado a la irrefutable conclusión de que al mundo no lo mueve el “Amor”, sino la “necesidad de Amor”.
Pensé que nunca llegaría este momento, pero la decisión es irrevocable. Fatal y brusca, intempestiva e inopinada, pero tiene que ser así… o no será nunca. Me duele, más no encuentro,- por más que busco-, otra alternativa: He decidido abandonarte, querida mía, mi niña, mi princesa, mi encanto, mi amada.