viernes, 7 de octubre de 2011

¡RECLAMO MI PREMIO NÓBEL!

Estos últimos tiempos han sido testigos de un vigoroso manantial de novedades científicas y tecnológicas. Los neutrinos parecen desafiar las leyes de la física einsteniana al viajar más rápidos que la luz, y el Nobel de Física ha recaído en unos esforzados doctores que han logrado demostrar empíricamente que las galaxias se alejan cada vez más deprisa de nuestro mundo y que –en consecuencia- el futuro nos deparará un ambiente impregnado de soledad y frío.
Imbuido en este ambiente tan excitante, este humilde grumete de submarino que suscribe, ha logrado- casi sin querer- un importante hallazgo que constituirá un hito en el mundo de la antropología.
Y lo he logrado de una manera muy simple, accidentalmente, a tontas y a locas, de rebote, tal y como suele suceder con todos los logros importantes de la humanidad.
Estaba yo arrellanado en el sofá de mi casa durante la sobremesa escuchando el ronroneo de las noticias del día. En un momento de lucidez, abrí uno de los ojos y comprendí que aquello por lo que tanto se habían devanado los sesos ilustres doctores de siglos pasados estaba ante mis ojos, nítido, convincente, irrefutable, y que desde ahora nada sería igual en esa compleja disciplina que estudia las etapas evolutivas del hombre, esas intrincadas teorías sobre las que tan sabiamente había especulado Darwin hace muchos años.
¡Por fin mis esfuerzos en el campo de la ciencia serán debidamente reconocidos y recompensados! ¡Por fin mi mente prodigiosa y analítica ha dado con esa entelequia escurridiza -y hasta ahora indemostrable- denominada “el eslabón perdido”!
¿No me creéis? Juzgad vosotros mismos:



Y es que no me parece mal que esta señora apure hasta lo inimaginable sus deseos de vivir, que no renuncie al amor a pesar de su provecta edad, o que, en definitiva, haga de su aristocrática capa un sayo populista. Es maravilloso y reconfortante que lo haga, pero lo que me parece patético es que nos lo cuente.


O peor aún, que nos lo cante y nos lo baile.


¿Qué virtudes de esta mujer habrán enamorado al funcionario Alfonso? Porque resulta notorio que la belleza y la agilidad en la danza flamenca no han sido. Tal vez –secretamente- este caballero es un apasionado de la arqueología y no ha sido capaz de resistirse ante reliquia tan primorosa.


Aunque, a fin de cuentas, nuestro compromiso moral nos obliga a creer que el motivo de su fogoso arrebato ha sido la irresistible belleza interior que esta noble señora atesora.


¡Ya me gustaría a mí mismo ser poseedor de tan seductora belleza para poder transportarla hacia mi interior!


Más concretamente hacia el interior de mi chaqueta, cerca del corazón, al lado de la cartera.


PD: He tenido que instaurar la moderación de comentarios, no sea que a la aludida le de por enviarme una misiva acordándose de todos mis muertos.


O peor aún, que se le antoje invitarme a bailar...

.

13 comentarios:

silvo dijo...

El amor no conoce fronteras de ninguna índole, en Sevilla suele hacer mucho calor y hay vida en todas las etapas, mucho hemos aprendido en poco tiempo,que la fuerza te acompañe! salu2

Ana H.H. dijo...

Voy a ser algo mala: esta señora no cuenta nada. Lo patético es que la mayoría de la gente esté dispuesta a verlo, comentarlo, etc. Según me explica Ironman, es la ley de la oferta y la demanda.

Por cierto, a ver cómo bailamos nosotros a esas edades...

¡Viva los novios!

Besos, nuevo Nobel

Pele Ón dijo...

¡Zi zeñó! con do cohone.
Se ve que el botox no le afectó la conducción nerviosa periférica.
Pero no tuvieron queimada, se perdieron lo mejor.

Pele Ón dijo...

Me imagino a estas horas la paquete habrá llegado a su destino. Le espera un destino más exótico. Que les aproveche.
Pero vuelvan, oigan.

Food and Drugs dijo...

Quién es? No caigo
¿No será la hermana de Ron Perlman?
¿no? Pues ni idea
;-)

Anónimo dijo...

He caído accidentalmente por aquí. Eres el tío mas engreído del mundo!. Deberías hacertelo mirar

Tordon dijo...

Tiene usted razón, estimado Mega-Silvo, el amor no tiene fronteras.
Yo creo que- como en el caso que nos ocupa- la novia será fiel al novio hasta la muerte.
Salu2

Tordon dijo...

Espero, estimada Conguito, que a esas edades bailemos igual de bien que la señora duquesa, pero que tengamos el suficiente sentido común para no hacerlo en público.
Besote

Tordon dijo...

Estoy en desacuerdo con usted Sr. Contramaestre, ya que en este caso el novio se llevó la "quemada" puesta.
SAlu2

Tordon dijo...

¿Y dice usted , estimado José, que otros ya lo habían descubierto antes?
¡Mecachis!
¡Y yo que ya tená pensado a qué iba a dedicar el dinero del premio!
¡Mecagüen...!

Bueno, peor lo estarán pasando mis acreedores...
Salu2

Tordon dijo...

El paquete, estimado Peleón, ha llegado sano, salvo y satisfecho.
Gracias por sus desvelos.
Salu2

Tordon dijo...

No conocía yo al tal Perlman, estimado Fudandrús,y he tenido que ir a buscarlo a San Google.
Y sí, tiene usted razón, tiene un ligero parecido.
A la duquesa no, al neardental.
Bueno, también es cierto que nosostros no somos un dechado de belleza...
No obstante, bajo la exposición irónica de un hecho mediático, mi única intención no era meterme con la señora en cuestión, a la que no conozco y que a buen seguro atesora un montón de virtudes, sino hacaer una sucinta crítica al hecho de que algunas personas no se saltan las normas porque sean rebeldes, sino que consideran que ellos son los que realmente dictan las normas.
Pero es un asunto serio y engorroso para comentarlo en un blog.
Nos quedaremos con el baile, la broma y miraremos para otro sitio.
Salu2

Tordon dijo...

Tiene usted razón, estimada anónima,ya me lo dice mi mujer, aunque no exagere con lo de "engreído" y déjelo en "un poco chulillo".
De cualquier forma ,resulta preferible "chulillo conocido" que "criticona anónima".
Y déjeme explicarle que la frase"
¡Por fin mi mente prodigiosa y analítica ha dado con esa entelequia escurridiza -y hasta ahora indemostrable- denominada “el eslabón perdido”!" esta escrita en tono irónico.

Aunque ya veo que a su anonimato usted suma un grave minusvalía de comprensión lectora.
¡Eso si que debería hacérselo mirar!

O volver a la escuela, claro.

Besitos, esplendorosa-y humilde- lumbrera.