Existen momentos en la vida de un hombre en los que, sin previo aviso, se tensan sus músculos, se excitan sus nervios , yergue la espalda ,saca pecho, se le va la bola, y brota de su corazón un desconocido fervor patriótico.
Y esto es lo que- sin querer, a tontas y a locas- me ha sucedido en días pasados.
Tal vez haya tenido que ver en la gestación de este inopinado ardor hispánico el ambiente propiciado por los fastos del 75 aniversario del GAN (GloriosoAlzamientoNacional);tal vez la causa de tan demoníaco entusiasmo haya que buscarla en la célebre frase de Kennedy que proclama:”No te preguntes lo que Zapalcaba puede hacer por ti, sino lo que tu puedes hacer por Zapalcaba”.
Sea como fuere, lo cierto es que tenía yo unos ahorrillos destinados a organizarme un viaje de placer a Brasil, un país al que hace tiempo tengo ganas de hincarle el diente. (A las nativas, ni te cuento).
Así pues, acudiendo a la llamada de mi irreductible conciencia , sabedor de mis responsabilidades como ciudadano solidario, -empático patriota que se mimetiza con el entorno sufriente-, cautivo y desarmado el ejército “rosa”(cariño, no te compliques la vida), haciendo acopio de mi más que reconocido valor y de mi inquieta esencia de emprendedor furibundo, pensé que bien podría sumar mis ahorros a la ayudita de un banco y conseguir de esta manera comprar unos locales, crear riqueza, ampliar el negocio, generar puestos de trabajo y liberar de su pesado yugo a unos cuantos compatriotas parados.
Aunque no penséis, ingenuos blogueros, que todas mis elucubraciones perseguían un objetivo altruista, ya que en ningún momento renuncié a la idea del hipotético lucro que tan audaz iniciativa me reportaría una vez que hubiesen transcurrido 200 años (que es más o menos el tiempo que tardaría en devolverle el dinero a los vampiros del Santander.).
Así pues, dispuesto a la lucha, con la ilusión de un Cruzado, comencé a recabar información sobre los requisitos que me permitieran acometer el ilusionante desafío: Proyecto de arquitecto, licencia de obras, permisos del ayuntamiento, autorizaciones de la Compañía de Instalaciones Radiológicas, aquiescencia de la de Residuos Peligrosos, beneplácitos de la de Contaminación Acústica, venia de los bomberos, anuencia del Alcalde, conformidad de los Servicios Sanitarios, aprobación escrita de la compañía de extintores , visto bueno de mi suegra y consentimiento inexcusable del maestro armero…
Lo de los Bancos fue -si cabe- , todavía peor: Declaración de bienes inmuebles, documentos de Hacienda, Patrimonio, estado de cuentas, acciones, bonos, valores, depósitos, hipotecas, facturas...
Y no se limitaron a indagar tan solo en mis dineros, sino que también investigaron sobre mi alma:¿Tiene usted cargas familiares? ¿Come alimentos con un contenido alto en colesterol? ¿Qué tal se lleva con su señora? ¿Tiene una vida sexual saludable? ¿Cuántas veces?
(Esta última pregunta es una “pregunta-trampa”: Si dices que muchas, podrían tomarte por un “vivalavirgen” irresponsable susceptible de sufrir un síncope "orgasmático"; si dices que pocas, podrían tomarte por un pusilánime incapaz de pagar las cuotas. Yo salí del paso con un ambiguo”se hace lo que se puede”, que no compromete a nada.)
Vistas las cosas, estimados blogueros, podéis comprender el efecto disuasorio que este insufrible listado de trámites ejercieron sobre mis excitadas neuronas.
Pero yo soy un hombre- ya me conocéis- que no se arredra ante las dificultades, mi voluntad es férrea y mi alma es inasequible al desaliento. Además, yo no me creo esa leyenda urbana que dice que la mejor manera de ser emprendedor en España, es no serlo.
¡Jamás me daré por vencido!
En resumen, que ya os contaré si las caipiriñas y las brasileiras están tan buenas como dicen.
Sea como fuere, lo cierto es que tenía yo unos ahorrillos destinados a organizarme un viaje de placer a Brasil, un país al que hace tiempo tengo ganas de hincarle el diente. (A las nativas, ni te cuento).
Así pues, acudiendo a la llamada de mi irreductible conciencia , sabedor de mis responsabilidades como ciudadano solidario, -empático patriota que se mimetiza con el entorno sufriente-, cautivo y desarmado el ejército “rosa”(cariño, no te compliques la vida), haciendo acopio de mi más que reconocido valor y de mi inquieta esencia de emprendedor furibundo, pensé que bien podría sumar mis ahorros a la ayudita de un banco y conseguir de esta manera comprar unos locales, crear riqueza, ampliar el negocio, generar puestos de trabajo y liberar de su pesado yugo a unos cuantos compatriotas parados.
Aunque no penséis, ingenuos blogueros, que todas mis elucubraciones perseguían un objetivo altruista, ya que en ningún momento renuncié a la idea del hipotético lucro que tan audaz iniciativa me reportaría una vez que hubiesen transcurrido 200 años (que es más o menos el tiempo que tardaría en devolverle el dinero a los vampiros del Santander.).
Así pues, dispuesto a la lucha, con la ilusión de un Cruzado, comencé a recabar información sobre los requisitos que me permitieran acometer el ilusionante desafío: Proyecto de arquitecto, licencia de obras, permisos del ayuntamiento, autorizaciones de la Compañía de Instalaciones Radiológicas, aquiescencia de la de Residuos Peligrosos, beneplácitos de la de Contaminación Acústica, venia de los bomberos, anuencia del Alcalde, conformidad de los Servicios Sanitarios, aprobación escrita de la compañía de extintores , visto bueno de mi suegra y consentimiento inexcusable del maestro armero…
Lo de los Bancos fue -si cabe- , todavía peor: Declaración de bienes inmuebles, documentos de Hacienda, Patrimonio, estado de cuentas, acciones, bonos, valores, depósitos, hipotecas, facturas...
Y no se limitaron a indagar tan solo en mis dineros, sino que también investigaron sobre mi alma:¿Tiene usted cargas familiares? ¿Come alimentos con un contenido alto en colesterol? ¿Qué tal se lleva con su señora? ¿Tiene una vida sexual saludable? ¿Cuántas veces?
(Esta última pregunta es una “pregunta-trampa”: Si dices que muchas, podrían tomarte por un “vivalavirgen” irresponsable susceptible de sufrir un síncope "orgasmático"; si dices que pocas, podrían tomarte por un pusilánime incapaz de pagar las cuotas. Yo salí del paso con un ambiguo”se hace lo que se puede”, que no compromete a nada.)
Vistas las cosas, estimados blogueros, podéis comprender el efecto disuasorio que este insufrible listado de trámites ejercieron sobre mis excitadas neuronas.
Pero yo soy un hombre- ya me conocéis- que no se arredra ante las dificultades, mi voluntad es férrea y mi alma es inasequible al desaliento. Además, yo no me creo esa leyenda urbana que dice que la mejor manera de ser emprendedor en España, es no serlo.
¡Jamás me daré por vencido!
En resumen, que ya os contaré si las caipiriñas y las brasileiras están tan buenas como dicen.
14 comentarios:
Desde Fortaleza le digo, querido Presi, que sí, que las brasileiras están como siempre y las caipirinhas buenísimas también. Ya quisieramos tener en el norte de Espanha un verano como aquí el invierno.
Siga emprendiendo, que yo seguiré aquí reconociendo el terreno.
Besinhos
No es mala idea emprender un viaje al Brasil, pais hermoso donde los haya, y si viene al caso, disolverse en caipirinhas, cual azucarillo.
Abrazos from South Galicia.
:-)
Faltaría más, los dividendos pueden ir parejos para la empresa y los operarios.
Creo qui si usted consigue la nacionalidad china los papeleos se simplifican una barbaridad, salu2
Con tan magnífica embajadora, estimada Conguitiño,a buen seguro que se me allanará el camino.
No olvide tomar buena nota, revolverme las caipiriñas y atemperarme a las brasileiras.
Bueno, mejor al revés.
Besotes desde la neblina norteña.
Sin duda nada mejor que emprender un gran viaje.
Disfruta.
Cuéntanos lo de las brasileñas:
Esas curvas son inenarrables y cuasi irreproducibles.
Las caipirinhas "febriles" salidas de mi coctelera... no tienen nada que envidiar al Brasil.
(Siempre hay consuelo en casa del pobre).
Besos con Cachaza.(No tengo c con cedilla)
Disfrute de las vistas en Brasil y ármese de paciencia con los trámites burocráticos, que no están establecidos para fastidiarlo, sino para dar algo que hacer al cuerpo funcionaral.
Besos y abrazos, a miles.
En ocasiones, estimado Fudandrús, nos afanamos en alcanzar paraísos exóticos olvidando que casi siempre se encuentran a la vuelta de la esquina.
Porque nada tienen que envidiar las galleguiñas a las caipiriñas.
Y el Ribeiro al brasileiro.
Salu2 desde la esquina.
Cioincido con usted , estimado Mega-Silvo, en que si ponemos de acuerdo a un trabajador laborioso-valga la redundancia- y a un empresario responsable, la tarta no solo da para todos, sino que habitualmente se acrecienta.
El entente cordial y la cooperación son las bases del progreso.
¡Que buena falta nos hace!
Salu2
Para la tranquilidad de su conciencia, le recomiendo contratar enfermeros, se centrará más en su trabajo.
Suerte pues, le veo viajero. Habrá que hacerle al submarino la revisión de las 20.000 leguas.
Usted si que sabe, estimada Pilarica.
Porque aderezar el verbo "emprender" con el de "viajar" es saber conjugar el placer con los negocios.
Bss
Conociendo su buen hacer , mi querida Fiebrosa Salerosa, cualquier destilado que brote de su experta coctelera sabrá a gloria bendita.
Un besote, mulata del Pedregalejo.
Si le enviara, admirada Isabel, un abrazo por cada uno de los papeles que me pidieron, entraría usted en el Guinness de los récords como mujer más achuchada.
Pero prefiero concentrarme enviándole un solo beso, aunque se merece muchos más.
Con la venia del Pirata-consorte, claro.
No necesito , estimado Contramaestre, selección de género en mi plantilla, ya que cuando voy al trabajo me convierto en un ser asexuado,en un sumo sacerdote que oficia en el supremo altar del esmalte.
Aunque- a la salida- cuando veo a mis chicas vestidas de calle ,me doy cuenta de que son verdaderos bellezones.
La pena es que todos sus novios son expertos en artes marciales.
Y por si fuera poco, mi señora maneja el rodillo de cocina como un sarraceno su alfanje.
¡Mecachis!
Salu2
PD:Le aseguro que este submarino pasa holgadamente la ITV .
Lo del Coma-Andante ya es harina de otro costal
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