martes, 22 de junio de 2010

Imitación, mímesis, camuflaje

Estaba desayunando sosegadamente en una ciudad vecina, cuando, de improviso- como un rayo que cruza la noche- coincidiendo con el primer bocado al cruasán, una severa duda rasgó mis entrañas.
Porque entonces recordé a Platón diciendo que la “mímesis” constituye la apariencia de las cosas en contraposición al mundo de las ideas, y, por tanto, es preciso renunciar a la imitación para adoptar el “relato” (lexis) como narración de la Historia (diégesis).

Pero en cuanto terminé con aquel hojaldre traidor y me apliqué –aun confuso- a la suculenta tostada de mantequilla y mermelada de arándanos, surgió –fantasma entre las migas- el prosaico Aristóteles con sus teorías (y ganas de fastidiar), diciendo justamente todo lo contrario, es decir, que el remedo es connatural al hombre y que la imitación sustenta al aprendizaje.

Y como mientras tomaba el café las sombrías dudas insistían en su obstinada presencia, repetí no solo de cruasán, sino también de untuosa tostada,y lo hice en el pleno convencimiento de que incrementando las calorías decrecerían las incertidumbres.

Y también rumié –como si de un cereal más se tratara- la penosa situación de muchos de mis semejantes que , presos de idénticas dudas tempraneras, ven la salida del túnel aflojando tres agujeros del cinturón para así liberar la gran opresión que los atenaza.
Porque nada hay tan gratificante como respirar en libertad.

¿Tengo o no que imitar? ¿Es lícito, o incluso aconsejable, que copie las actitudes ajenas?

Y sin poseer una clara respuesta a estos interrogantes, salí a la calle, y esto fue lo que observé:






Es cierto que – como señala mi amigo Shakespeare- "hemos venido a este mundo como hermanos y hemos de correr dándonos la mano y uno delante de otro".
Pero no es menos cierto asegurar que: "¡Coño, eso estará bien, pero resulta tan cansado….! "

Moraleja para los que quieran mantener el ritmo:
“Más Platón y menos cruasán”

10 comentarios:

solitaria de la mancha dijo...

Yo creo que soy mas de la escuela de Aristoteles,y me inclino por imitarle en lo de ponerme tibia a comer tostadas,sobre todo si gozo de un compañero de desayunos como usted.
Besos de arandanos.

Pele Ón dijo...

Si es cruasán, es también Shespir, recuerde, ambos son inmanentes y trascendentes.
Lamento carecer de la empatía adecuada para estar junto a Vd, lo cual, claro está, le exime de compartir conmigo las viandas y resolver el problema a medias
Feliz digestión

silvo dijo...

Lo principal es estar de acuerdo con uno mismo si no mal vamos, con las discusiones que tenemos hacia fuera tenerlas también hacia el interior, salu2

mariajesusparadela dijo...

Yo le recomendaría, oh capitán, mi capitán, la imitación, pero cambiando de cafetería: váyase a desayunar a la orilla de una playa. Luego, imitando, tiéndase a tomar el sol.

cactus girl dijo...

Yo creo, mi querido comandante, que todas estos pensamientos tan profundos con un Gin Tonic se disipan..

Pruebe usted a tomarse uno al atardecer y verá como Platón y Aristóles se guardan de molestarle a usted con semejante "atascaera"...

En cualquier caso, entrada más que interesante, como siempre.

Siempre suya.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Estimado comandante, creo que la filosofía del cruasán y de la tostada, la del cinturón que se expande y la de la buena vida no es la más sana, pero a quien le importa el colesterol cuando pone los ojos en blanco por el sabor de esa mantequilla adorable.

Sinceramente, creo que debe abonarse a la escuela de Epicuro. Se la recomiendo, sobre todo en sus horas bajas.

Los veo correr y pienso en esguinces, torceduras, tendinitis y demás demonios que acechan. ¡Costumbres poco saludables!

Abrazos y besos cargados de buena vida.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Item más:
Con permiso de la apreciada señora Lorz y con peligro de pescozón, le recomiendo que no se machaque la moral, digo, la línea.

Unknown dijo...

Grandioso, con permiso. Abrazos y siga, por favor.

Ana H.H. dijo...

Excusa muy elaborada para justificar el mega-desayuno-cargado-de-colesterol.
La mala conciencia le delata. ¿Qué ha quedado del triatleta?
Besos

Mery Jane dijo...

Sencillamente genial, Tordon ;)p