Estimados blogueros:
Tras haber sobornado generosamente a la amable “Señorita-Jefa de Recepción” de este magnífico hotel (que ha entendido a la primera que la consulta de los importantes documentos de este submarino no admiten demora, y, consecuentemente, me ha chivado la contraseña de su red inanalámbrica), paso a describiros cómo aconteció la salutífera dilución de las esférulas aveniformes de la entrada anterior.
Y es que conociendo–como bien decía Lessing- que “el que sabe mucho, tiene mucho de qué preocuparse”, paso a proporcionaros los siguientes motivos de desvelo:
¿Sabéis que nuestro cuerpo intercambia al día 1000 veces más de agua que de aire? ¿Y que el agua –como la energía- ni se crea ni se destruye, siendo la que ahora deglutimos un residuo de la alojada en el estómago de los dinosaurios? ¿Y que - poseyendo nuestro organismo un 90% de agua en la concepción, un 80% al nacer, y un 70 % en la edad madura,-el transcurrir de nuestra existencia bien podría interpretarse como un proceso de deshidratación progresiva?
¡Ay, Señor, que estrés hídrico…!
Pues muchas de estas cosas,- pura física-, aprendí mientras me sumergía en los copiosos fluidos que anegaron las enseñanzas del “Instituto para la Recuperación de la Memoria del Agua”.
Pero en ellas no solo atendí a la física, sino también a la metafísica.
Y así, me hablaron de los campos Akhásicos, de Schrödinger y Laszlo, del Agua de Quinton, del baile de la teofanía, del relativismo cuántico, del incierto postmaterialismo , de esa espiritualidad laica que ha cambiado el binomio “materia-energía” por el de “conciencia-percepción”.
Porque, ¿cómo se mide la energía que desprende la sonrisa de un niño?
Sin embargo, estimados blogueros, cartesiano como soy por naturaleza, he de reconocer que lo que más me interesaba era la demostración que – en directo- iba a realizar un auténtico radiestesista, un buscador energético de agua, un zahorí genuino.
Y cuando esperaba surgir ante mis ojos a un anciano curtido en mil batallas, un veterano guerrero avezado en el combate contra la naturaleza hostil, entró en escena un joven – y politraumatizado- motero que comenzó su discurso señalando:
“Antes de nada, estimados amigos, quiero manifestaros que mi sensibilidad energética enlaza directamente con la cosmogonía de los toltecas y los taoístas…”
¡Coño, la verdad es que cuando escuchas eso, te entra un acongoje de mil pares de narices, y sin que puedas evitarlo, el péndulo ya comienza a oscilar…!
Y es que la búsqueda de agua mediante “péndulos –varillas” es un asunto zahorí, pero no baladí, y requiere un detallado rito preparatorio de cuerpo y espíritu:
Tras haber sobornado generosamente a la amable “Señorita-Jefa de Recepción” de este magnífico hotel (que ha entendido a la primera que la consulta de los importantes documentos de este submarino no admiten demora, y, consecuentemente, me ha chivado la contraseña de su red inanalámbrica), paso a describiros cómo aconteció la salutífera dilución de las esférulas aveniformes de la entrada anterior.
Y es que conociendo–como bien decía Lessing- que “el que sabe mucho, tiene mucho de qué preocuparse”, paso a proporcionaros los siguientes motivos de desvelo:
¿Sabéis que nuestro cuerpo intercambia al día 1000 veces más de agua que de aire? ¿Y que el agua –como la energía- ni se crea ni se destruye, siendo la que ahora deglutimos un residuo de la alojada en el estómago de los dinosaurios? ¿Y que - poseyendo nuestro organismo un 90% de agua en la concepción, un 80% al nacer, y un 70 % en la edad madura,-el transcurrir de nuestra existencia bien podría interpretarse como un proceso de deshidratación progresiva?
¡Ay, Señor, que estrés hídrico…!
Pues muchas de estas cosas,- pura física-, aprendí mientras me sumergía en los copiosos fluidos que anegaron las enseñanzas del “Instituto para la Recuperación de la Memoria del Agua”.
Pero en ellas no solo atendí a la física, sino también a la metafísica.
Y así, me hablaron de los campos Akhásicos, de Schrödinger y Laszlo, del Agua de Quinton, del baile de la teofanía, del relativismo cuántico, del incierto postmaterialismo , de esa espiritualidad laica que ha cambiado el binomio “materia-energía” por el de “conciencia-percepción”.
Porque, ¿cómo se mide la energía que desprende la sonrisa de un niño?
Sin embargo, estimados blogueros, cartesiano como soy por naturaleza, he de reconocer que lo que más me interesaba era la demostración que – en directo- iba a realizar un auténtico radiestesista, un buscador energético de agua, un zahorí genuino.
Y cuando esperaba surgir ante mis ojos a un anciano curtido en mil batallas, un veterano guerrero avezado en el combate contra la naturaleza hostil, entró en escena un joven – y politraumatizado- motero que comenzó su discurso señalando:
“Antes de nada, estimados amigos, quiero manifestaros que mi sensibilidad energética enlaza directamente con la cosmogonía de los toltecas y los taoístas…”
¡Coño, la verdad es que cuando escuchas eso, te entra un acongoje de mil pares de narices, y sin que puedas evitarlo, el péndulo ya comienza a oscilar…!
Y es que la búsqueda de agua mediante “péndulos –varillas” es un asunto zahorí, pero no baladí, y requiere un detallado rito preparatorio de cuerpo y espíritu:
Pero lo cierto es que al final encontramos agua.
Y aunque lo del agua no estuvo mal, estuvo mejor lo del vino.
Y con él, en franca simbiosis dietética, hasta las recias hamburguesas de soja me supieron a gloria.
Y aunque lo del agua no estuvo mal, estuvo mejor lo del vino.
Y con él, en franca simbiosis dietética, hasta las recias hamburguesas de soja me supieron a gloria.
26 comentarios:
La energía de la sonrisa de un niño puede medirse en la respuesta de quien le quiere quizás, jajajaja no se si el paso del 90 % al 70% de agua con la edad responde a una deshidratación jaja, o a la sabiduría de ir dejando algo de lo superfluo, al menos han encontrado el agua que alguien con un péndulo en el vídeo buscaba con andares felinos,salu2
Podría añadir que la molécula de agua atraviesa la membrana celular unas 2000 veces más deprisa que lo que justifica la difusión pasiva, pero me parece que el niño no sonreiría si se lo cuento (tendremos que reiniciar los estudios de fisiología con el vino).
La magia no cambia, aunque cambie la escala a la que la observemos.
Traígase unas ánforas, y pruebe con la transustanciación en sidra, se hará famoso.
Oséase, que si la información que nos da es correcta, querido Presi-profe, estamos interconectados! Es la globalización total, oyes! Fantástico!
Besos
Le noto especialmente filosófico hoy, estimado Silvo.
Lo que me lleva a pensar que está probando esos Kalvin Klein cibernéticos.
Salu2
Tenemos una cierta tendencia, estimado Peleón, a sobrecogernos con los mundos paralelos del microcosmos y todas sus indeterminaciones cuánticas.
Sin embargo deberáimos ser un poco más condescendientes con nostros mismos, ya nuestras vivencias se limitan a lo macroscópico, a lo burdamente visible, a lo tangible, a lo newtoniano.
Y cuando bebo la sidra de mi tierra no pienso en las órbitas electrónicas del "sidrón" y sus imbricaciones etéreas, sino en lo fresquita que está.
Salu2, pecador de la autovía.
En efecto, Conguito,todos estamos interconectados.
Pero yo no quiero saber nada de su bajada del 5%, que conste.
Bss.
PD:El gorrito de lana le sienta muy bien.
"hasta las recias hamburguesas de soja me supieron a gloria"
¿ Le ha reñido su señora y quiere arreglarlo?
Luego sigo...
Zanc iou beri muchi (por lo del gorrito)
Besos
A veces nos quedamos pasmados con las cosas que podemos llegar a aprender. Me gustó mucho la entrada
Me quedo con el arbusto trepador suramericano de la familia de las Nictagináceas, con hojas ovales o elípticas, brácteas de color morado y flores pequeñas que tienes a tu espalda.
Un abrazo.
P.D. ¡AGUA PARA TODOS!
Mi comentario anterior, era de broma.
Espero no se haya sentido molesta su señora ni usted.
Si es así, pido disculpas.
Me parece muy interesante el escrito.
De los toltecas he leido mucho. Me gusta saber sobre esas culturas tan asombrosas.
Me ha sorprendido lo del zahorí. Pensé que no quedaban.
Saludos
"Instituto para la Recuperación de la Memoria del Agua"....y de todas las "Memorias", diría yo.
Noto que a tu intelecto no le ha afectado demasiado la ingesta de las albondiguillas, sigues expresandote muy bien...
Y lo del péndulo, como qué no me lo creo...
Besicos
¡Ay, mi querida Carita de Limón!:
Cuando me riñe mi señora, eso no hay forma de arreglarlo...
Bss
De nada Conguito, siempre hay que ir con la verdad por delante
Bss
Me alegra el que le haya gustado la entrada, educado Rizos.
Yo también aprendo muchas cosas de usted.
Por ejemplo, eso de la aristocrática sangre de su boligrafo...
Salu2
¡Dios mío,sapientísimo Zorton, desconocía por completo sus habilidades botánicas!
Yo solo distingo entre plantas de jardín y árboles.
Y los que no me quedan claros, los clasifico en el subgrupo de "arbustos".
Salu2.
PD:¿Quiere agua?
Con la que está cayendo por el Norte,se la vendo barato...
Los zahorís- como las señoras que riñen- nunca se extinguirán.
Los toltecas y los vegetarianos, sí.
Besitos, Limonchelo.
Gracias, Cabopallá, por sus inmerecidos elogios.
Pero sí, tiene razón, las albondiguillas aceleran la velocidad de pensamiento y el tránsito intestinal.
Confío en que no se mezcle una cosa con otra...
besotes
Pues yo, estimado José, me he tragado el partido enterito.
Y pienso seguir viendo todos los que vienen detrás.
Y -como lógica consecuencia-supongo que dentro de unas semanas, voy a necesitar un péndulo de zahorí para encontrar la puerta de casa y una palanca de acero para despegar la garra del mando a distancia.
¡A por ellos, oé!
Jajaja no tengo miedo a los calambrazos amigo Tordon jaja, salu2
Sí, estimada Luna, la seduje con mi cara de niño bueno.Y fue tanta mi capacidad de seducción , que incluso me susurró dulcemente al oído que- por 20 euros más- me dejaría también al día siguiente.
Bss
No se confíe, Mega-Silvo, que esos artilugios los carga el diablo.
Salu2
Señor jefe: le queda terminantemente prohibido buscar agua: ahora entiendo por qué hay inundaciones en su tierra y en la mía, en este tiempo:esos bailes provocadores...
Tiene usted razón, estimada Paradeliña, en su severa denuncia de que he invocado frívolamente al agua. Y así como no son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino,-¡qué listo era Confucio! - reconozco que me he comportado como un absoluto irresponsable y ahora me toca aguantar el chaparrón.
¡Nadie es perfecto!
Bueno, mi señora, sí.
Bss
Con los chuzos que están cayendo, estimada Luna, creo que voy a encontrar las sardinas hasta en el jardín de mi casa.
No sufra, tengo una memoria prodigiosa para lo que me interesa.
Y nada más interesante que unas suculentas sardinillas.
Bss
Ojo con el zahorí, que hizo brotar agua hasta de los cielos y, aquí, estamos para salir a nado en cualquier momento.
Su señora sí que sabe con las albóndigas de soja y así está ella de guapa. A ver si aprendo de su ejemplo, releñe.
Salu2 muy cariñosos a ambos.
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