viernes, 16 de diciembre de 2011

NORMA

Manifiestan los expertos que la música es un elemento primordial para lograr el equilibrio afectivo, intelectual, sensorial y motriz; que la melodía mejora la dicción y el pensamiento lógico; que el cántico potencia la sociabilidad, la expresión corporal y las habilidades aritméticas e idiomáticas.
Sin embargo, ninguna de esas etéreas bondades percibí entre las butacas del teatro Campoamor cuando “Casta Diva” , el aria más conocida de Norma, planeaba sobre el silencio sepulcral de los ovetenses allí congregados.
Solo fui consciente de que mi corazón se anegaba de dulces pensamientos, de que mis nervios vibraban al unísono con las estrofas, de que se me hacía un nudo en la garganta y se me humedecían los párpados, y de que todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo se erizaban como púas.
Una escenografía minimalista, sustentada en una cálida amalgama de luz y sombras focalizaba la atención en las magníficas voces de una genial soprano Radvanovsky, un extraordinario bajo Colombara, y una espectacular mezzo Zajick. La representación constituyó todo un hito en la ya veterana temporada de Ópera de la ciudad.
Pero como vano resulta tratar de describir las sensaciones de un espectador arrebolado ante la belleza musical, permitidme que, al menos, os cuente el argumento de esta obra de Bellini con un libreto de Romani inspirado en la Medea antigua:
Pollione, procónsul romano en la conquistada Galia, se enamora perdidamente de Norma, una joven hechicera druida con la que tiene varios hijos. Pero ya se sabe el riesgo que entraña el ver el mismo careto al levantarse todas las mañanas, y- cogida la marcheta en la seducción de novicias-, el guerrero se enamora perdidamente de Adalgisa, otra virginal sacerdotisa notablemente más joven y- suponemos-más explosiva que su colega de convento.
Ante tamaño desprecio, Norma- que es de armas tomar- planea una terrible venganza: No solo levantará al pueblo oprimido contra el invasor (encabezado por su marido) sino que incluso valora la posibilidad de darle al adúltero donde más le duele, es decir, eliminando a sus propios hijos.
Al final, triunfan el arrepentimiento, el amor, y el sentido común y ambos terminan en la hoguera, aunque perdonándose mutuamente y quedando para tomar una copa en la disco del Paraíso en cuanto termine el verdugo.

“Tu hoguera, Norma, es la mía.
Allí, más puro y más santo
Empieza el amor eterno…”

¡Uf!

PD: Me abstengo deliberadamente de incidir sobre otros aspectos enjundiosos de este drama, tales como la competencia de dos mujeres por el amor de un varón, el dilema entre el amor a los hijos y al marido, y otros matices que tan solo las mujeres saben valorar en su justa medida.
Y como yo ya tengo bastante con lo mío, delegaré en Conguito- a la que vi entre el público-y a todas las demás lectoras de este blog para que hagan las matizaciones pertinentes.
Porque de esos temas tan escabrosos, los varones no tenemos ni idea.
Y si la tenemos, mejor nos la callamos.

11 comentarios:

Ana H.H. dijo...

¡Vale, vale! ¡Recojo el guante! Primeramente decir que el silencio sepulcral del público ovetense brilla por su ausencia. Es más, me dan ganan de transformarme en Nerón y comenzar a cortar cabezas. ¿A qué me refiero? Tan pronto como se apagan las luces se irritan las gargantas y comienza el coro de toses. ¡Grrrrrrrrrrr!

Puntualizaciones (desde el cariño):
1.- No existe competencia entre mujeres por el amor de Pollione sino SOLIDARIDAD. En cuanto "la joven" Adalgisa se entera de que el pérfido romano está casado deja automáticamente de amarlo.
2.- Norma no quiere matar a sus hijos para castigar a su padre sino para que no sufran ya que al abandonarla ellos pasarían a ser esclavos (sí, ya se es una medida un tanto excesiva, pero es la ópera, el gran dramón).
3.- Pollione se cae del guindo y quiere arder en armonía con Norma, pero Norma le dice que es tarde.
4.- Los últimos trinos de Norma son para interceder por sus hijos. Creo que está claro quién es más importante para ella...

Bueno, un buen rollo que he soltado. Me he quedado más ancha que larga.

En mi opinión esta ha sido la mejor ópera de la temporada. Hasta se me escapó un lágrima (menos mal que las luces estaban apagadas...)

Besotes

Pele Ón dijo...

Osea, que termina bien. Es de agradecer.
Me encargaré de la música ambiental del submarino.
Un abrazo.

Tordon dijo...

No sea usted dura, dulce Conguito, que en el Norte los resfriados son inevitables...
Y en cuanto a su primoroso análisis¡ya sabía yo que usted percibiría todos los detalles que permanecen ocultos a los ojos del varón!
Sin embargo, permítame unas dudas:
¿Esa SOLIDARIDAD entre dos mujeres que compiten por el mismo hombre incluye los tirones de pelo?
¿Es amor verdadero el que se siente por una persona pero desaparece dependiendo del estado civil del ser amado?
¿Si lo que más le preocupa a una mujer es el futuro de los hijos, por qué no cede la custodia al padre y les organiza una huída como Dios manda?

Bueno, por provocar que no quede...

Besotes, dulce inductora de michelines.

Tordon dijo...

Sí, tiene usted razón, estimado Contramaestre, la cosa acaba bien:Cada uno por su lado.

¡Lástima que previamente tengan que chamuscarse un poco en la hoguera!

En otro orden de cosas, eso de que usted se encargará de la música del submarino ¿quiere decir que nos despertará a ritmo de tuna?

¡Mecachis!

Food and Drugs dijo...

La verdad es que las mujeres (todas) viven o pretenden vivir una vida de opereta, igual que esos dramones antediluvianos de los que, los compositores del Romanticismo, se valieron para crear una música completamente en las antípodas: Dulce, suave, acompasada, coherente, inspiradora, etcétera, etcétera...
(menos mal que no soy misógino, jajaja)
;-)

Tordon dijo...

¡Leñe, Fudandrús, es usted un hombre valiente, un suicida, un auténtico kamikaze!

Reciba usted mi más sincera admiración y mis ánimos más solidarios.

Salu2

PD: No se preocupe, le llevaré flores al hospital.

Daeddalus dijo...

A mí me toca esta noche y voy preparada para soltar alguna lágrima. Por lo demás ya lo ha dicho todo Conguito.

Tordon dijo...

Prepare la adrenalina ,estimada Dédalus,que va usted a sufrir-disfrutar de lo lindo.
Bss

Ana H.H. dijo...

No, si no me extraña, comprendo que para un hombre, incluso uno ilustre como usted, resulte halagüeño el pensamiento de dos mujeres peleándose por un varón...

Ala, que ya nos lo dicen desde el gobierno: sueña, sueña, sueña...

Besotes

Tordon dijo...

¡Cómo no va a resultar halagüeño-estimada Conguito- que dos mujeres peleen por mí!
Yo solo tengo una , y no le veo que ponga demasiado ardor en la pelea...
¡Snif!

marce dijo...

Es la " Norma ".