Como la sidra de la espicha se acabó (nos la bebimos) pronto, y no soy yo muy “discotequero”, he llegado a casa con el tiempo justo para contaros una batallita. Mañana, - cena de balneario y bailoteo incluido-, será más difícil.
Estuve comiendo con un colega andaluz. Me confesó que, aparte de la actividad profesional, su verdadera pasión es la cetrería: Águilas, halcones, azores, cernícalos, gavilanes y arpías sobrevolaron sin desmayo nuestras cabezas entre los generosos platos del menú y los caldos de la tierra. La afición de mi amigo es tal , que suelta a diario sus aves de presa en un aeropuerto de su provincia a fin de ahuyentar intrusos y evitar peligrosas colisiones en el tráfico aéreo.
Sentí curiosidad por saber cuál era el motivo por el que se les colocaba a estas rapaces la cubierta de cuero sobre la cabeza (capirote), y él me explico que era un medio para liberarlos de los impulsos de ataque, ya que estas aves responden con celeridad a mínimos estímulos visuales.
Justificaba mi amigo su pasión por la cetrería al recordarme que, en algunos escritos medievales, se considera que “cerrar los ojos mientras el halcón hace un picado” es el mayor sacrificio que puede imponerse a cualquier persona.
Pero lo que más me llamó la atención fue la descripción de los fundamentos del entrenamiento al que someten a estas aves, que se basa en un estricto control de peso, no existiendo,-en los pesajes-, diferencias superiores a los 40 gramos.
-Es muy difícil- me dijo. Todo se basa en el Reflejo de Paulov: Si están delgados (hambrientos) se escapan para buscar la caza por su cuenta; Si están sobrealimentados (saciados), se corre el riesgo de que no vuelvan a recibir la comida de la mano del amo…Un equilibrio sutil…
-Fascinante…
Y fascinante me resultó también darme cuenta que mi mujer (¡qué callado se lo tenía!) es una experta en el arte de la cetrería: Me quiere, pero sin aspavientos; me abraza, pero sin entusiasmo; me da mimos, pero sin arrebato; me hace carantoñas, pero sin frenesí; me alaba pero con mesura…
En fin, un “Paulov” “de libro”
Y yo- tonto de capirote- ni muy hambriento ni muy saciado, me acurruco en su hombro y, sin poder evitarlo, me quedo dormido como…un pajarito.
9 comentarios:
Jjajaja los reflejos de Paulov, comían los animales al toque de silbato, los tenemos todos jajaja, aunque intentemos disimular, y la capucha la ponen para evitar el ataque animal por el hambre..., es que es todo tan parecido al ser que se autodenomina superior...
saludos
Qué inteligente es la Sra Tordon, sigue la escuela de Scheherezade :-)
Tienes razón, Silvo, todo funciona, aunque nos pese, bajo la dinámica del "esguerzo-recompensa".
Pero así es el juego , y hemos de jugar sin complejos.
Salu2
Estimada RAE:
Ya que citas a “Alf leilah wa-lielah”, me pregunto: ¿A qué malvado rey Schariar buscamos, los del blog, seducir y obnubilar con nuestros relatos?
Y es que yo, dada la escasa calidad de mis historias, me veré obligado a realizar un esfuerzo para mejorar mis prestaciones en la danza del vientre.
En caso contrario, mi himeneo, a diferencia del de Sheherezade, va a durar menos que un caramelo a la puerta de un colegio…
un alcón...una capucha....ver...no ver.....hambre....poder.
no se el porqué, pero me viene zp a la cabeza y la crisis.
salu2
Anomomius
No sé, estimado Momius, qué le hace imaginar a Vd. semejante analogía.
Yo, centrándome en la cetrería,y como rezaban los textos medievales, estaría dispuesto a "cerrar los ojos mientras la nación hace un picado"...
¡Ups! ¡Se me fue el halcón al cielo!
Nuestro Rey Schahriar somos nosotros mismos, me temo, no hay amor más grande. "Hola, me llamo Velda y soy blogueronanista..."
al que se le fué el halcón a cielo fué a mi, que al revisar mi anterior comentario veo que lo he escrito sin h...ja ja ja....menudo picado me he dado!
y sabe usted estimado Tordon como consiguen los dueños que los halcones sementales depositen su esperma para inseminar a una hembra??
se lo ponen sus dueños en la cabeza y el halcón copula con ella, alucinante.
a una mala, como estará de bueno el halcón con patatas fritas??
salu2
Anomomius
Y a una mala, como Vd. dice, estimado Momius: ¿Cómo estará el marido a la barbacoa?
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