domingo, 30 de noviembre de 2008

Detallistas

Resulta recurrente el discurso con el que nuestras parejas suelen reprocharnos: No somos "detallistas", no poseemos esa complicada virtud de sorprenderlas con algún regalo inesperado, alguna sorpresa, algo imprevisto que suscite en ellas ilusión y alegría.
El otro día, un amigo se fue de viaje a Madrid y, sabiendo que su novia necesitaba unas gafas, entró en la Óptica del Corte Inglés y escogió unas muy bonitas y baratas. La dependienta las envolvió y él abonó la factura con su tarjeta de crédito, pero al marchar, por confusión, se llevó otro paquete muy parecido cuyo contenido era unas bragas que alguna clienta de la óptica había olvidado sobre el mostrador.
Mi amigo, ajeno a la equivocación, se fue directamente a Correos para enviar la caja a su novia junto con una carta explicativa de la compra .
La novia, al recibir el paquete, quedó perpleja por el contenido del mismo y –más sorprendida aún-leyó la carta que decía:

“Querida mía: Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo porque sé la falta que te hacían, ya sé que no tienes ninguna, pues las otras que tenías llevabas mucho tiempo con ellas y estas son cosas que es necesario cambiar de vez en cuando.
Espero haber acertado con el modelo. La dependienta me dijo que eran la última moda y me enseño las suyas, que eran iguales. Entonces yo, para comprobar que eran ligeras, las cogí y me las puse allí mismo. No sabes cómo se rió la dependienta, ya que estos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos, especialmente a mí, que ya sabes que tengo unos rasgos muy acentuados.
Una chica que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera el efecto que hacían; las vi estupendas, me decidí y las compré.
Póntelas y enséñaselas a tus padres y hermanos, en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen.
Al principio, te sentirás muy rara, acostumbrada a ir siempre con las viejas, y más ahora que has estado tanto tiempo sin llevar ningunas. Si te están muy pequeñas, me lo dices, ya que si no te van a dejar la marca cuando te las quites para salir a la calle, y todo el mundo va a notar que las tienes. Valora tambíen con atención que no te están grandes, no sea que vayas andando y se te caigan.
Llévalas con cuidado para que no se te rompan y sobre todo, ten cuidado de no dejártelas por ahí y las pierdas, que ya sabes la costumbre que tienes de llevarlas en la mano para que todos puedan admirar tus encantos.
En fin, para qué te voy a escribir nada más, solo te digo que estoy deseando vértelas puestas. Es el mejor regalo que podía hacerte, cariño.”


Ya veis, estimados blogueros, ser detallista también encierra ciertos peligros…
Saludos cordiales
Tordon
PD: Estoy pensando que mi amigo es muy fantasioso y a lo mejor, esta historia no le ocurrió a él, sino que le ocurrió a otro, o a otra, o simplemente la leyó en Internet.
¡Ay, no te puedes fiar...!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Tordon!cada vez se parece Usted más a Wody Allen, por lo menos se rie uno leyendo sus comentarios, que no es Usted tan cortante como le dijeron.
Existen detalles pero parece ser que son "sexistas" y cada "sexo" entiendo con "un seso" .

Tordon dijo...

Es usted, estimado anónimo, muy generoso al compararme con D. Wody.
Bueno, sí, yo también uso gafas...
No acabo de captar el significado de su comentario sobre el "sexismo", pero lo puedo asegurar que nada más lejos de mi intención que entrar en una "batalla de sexos"
Sobre todo porque tenemos las de perder...

silvo dijo...

Es fantasioso tu amigo, jajaja.

A ella le prestó el regalo, no lo reconocerá pero le prestó.Saludos

Mery Jane dijo...

Jajajaja.Que sepas Tordon que ese chiste me lo mandaron hace tiempo...y también me lo contaron en persona, creo que fue mi hermano el que lo contó con mucha gracia gggg.

Tordon dijo...

Pues creo, Mery Jane, que mañana sale en LNE