Ayer, en el Hotel Silken de Gijón, en el transcurso de una cena organizada por la Asociación de Escritores Noveles (AEN), se falló el segundo premio de relato corto “Luis Adaro”.
Y como invitado,- a un precio razonable, eso sí-, acudió “Tordon el Audaz”, con el inconfesable propósito de comprobar si semejante evento lograría añadir a su pluma una brizna de inspiración literaria.
En mi mesa, a la derecha, la poeta Ana Vélez, -muy interesada en la mutación del gen MYH16-, no declamó ninguno de sus poemas, pero admirando sus preciosos ojos tostados, se puede concluir, sin conocerla, que esa mirada, dulce y sutil esconde una exuberante sensibilidad.
Un poco escorado a su diestra, inquieto , expresivo, - lengua a punto , pelos de punta, corbata a juego-, Ovidio del Moral, con un apellido de alcurnia curtido en mil heráldicas, nos explicó ,entre plato y plato, el extraño origen del color del pico de las cigüeñas y otros interesantes relatos del profesor Damián.
En la otra banda, la Dra. Cavallé, que solo bebió agua, nos introdujo en los secretos de los fractales, en la simetría y el caos, en el número cabalístico phi y en la biografía de Galileo que, ¡mira tú por dónde!, resultó intimo amigo de Guillermo, un polifacético estudiante de matemáticas que mata los ratos libres actuando como Mago de Salón e ilustrando con su sapiencia a los chavales de esos Institutos de Dios.
Frente a mí, nunca contra mí, la poeta María Luisa Delgado,- haciendo gala de un magnífico gracejo andaluz, obviando con gallardía el constante desasosiego que le supuso la grave indisposición de su cónyuge, (indigestión, creo)-, sufrió lo indecible tratando de disimular,-poéticamente, como era de esperar,- ese marcado acento argentino que le persigue como una plaga.
En el otro lado de la mesa, en atento silencio, anotando febrilmente en los renglones cerebrales todo lo que ocurría a su alrededor, nos observaba Jesús Remis, un vegetariano estricto que, como por ensalmo, (¿la magia de Guillermo?), tornó su montadito de bacalao en florida menestra, su caldo avícola en sopa de hongos, y su tronco de merluza (a falta de tronco vegetal propiamente dicho), en una calatraveña torre de “arroz de la casa”. Pudo ingerir el postre- chocolate y merengue -, ¡menos mal!, sin que le remordiera la conciencia.
Por último, a su lado, Ana Remis, diseñadora gráfica, belleza y “cara de bendita” de las que no se pueden disimular, se afanaba inútilmente, compitiendo con Jesús, por parecer la más mala de la familia.
Pero al final, el que se llevó el gato al agua (y al tinto) del jurado, fue Luis Rodríguez Rodríguez. Además de buen escritor, es un hombre afable, sencillo y generoso. Se constituyó en el justo vencedor de este premio al que presentó su magnífico relato titulado “La orcina”.
Y como invitado,- a un precio razonable, eso sí-, acudió “Tordon el Audaz”, con el inconfesable propósito de comprobar si semejante evento lograría añadir a su pluma una brizna de inspiración literaria.
En mi mesa, a la derecha, la poeta Ana Vélez, -muy interesada en la mutación del gen MYH16-, no declamó ninguno de sus poemas, pero admirando sus preciosos ojos tostados, se puede concluir, sin conocerla, que esa mirada, dulce y sutil esconde una exuberante sensibilidad.
Un poco escorado a su diestra, inquieto , expresivo, - lengua a punto , pelos de punta, corbata a juego-, Ovidio del Moral, con un apellido de alcurnia curtido en mil heráldicas, nos explicó ,entre plato y plato, el extraño origen del color del pico de las cigüeñas y otros interesantes relatos del profesor Damián.
En la otra banda, la Dra. Cavallé, que solo bebió agua, nos introdujo en los secretos de los fractales, en la simetría y el caos, en el número cabalístico phi y en la biografía de Galileo que, ¡mira tú por dónde!, resultó intimo amigo de Guillermo, un polifacético estudiante de matemáticas que mata los ratos libres actuando como Mago de Salón e ilustrando con su sapiencia a los chavales de esos Institutos de Dios.
Frente a mí, nunca contra mí, la poeta María Luisa Delgado,- haciendo gala de un magnífico gracejo andaluz, obviando con gallardía el constante desasosiego que le supuso la grave indisposición de su cónyuge, (indigestión, creo)-, sufrió lo indecible tratando de disimular,-poéticamente, como era de esperar,- ese marcado acento argentino que le persigue como una plaga.
En el otro lado de la mesa, en atento silencio, anotando febrilmente en los renglones cerebrales todo lo que ocurría a su alrededor, nos observaba Jesús Remis, un vegetariano estricto que, como por ensalmo, (¿la magia de Guillermo?), tornó su montadito de bacalao en florida menestra, su caldo avícola en sopa de hongos, y su tronco de merluza (a falta de tronco vegetal propiamente dicho), en una calatraveña torre de “arroz de la casa”. Pudo ingerir el postre- chocolate y merengue -, ¡menos mal!, sin que le remordiera la conciencia.
Por último, a su lado, Ana Remis, diseñadora gráfica, belleza y “cara de bendita” de las que no se pueden disimular, se afanaba inútilmente, compitiendo con Jesús, por parecer la más mala de la familia.
Pero al final, el que se llevó el gato al agua (y al tinto) del jurado, fue Luis Rodríguez Rodríguez. Además de buen escritor, es un hombre afable, sencillo y generoso. Se constituyó en el justo vencedor de este premio al que presentó su magnífico relato titulado “La orcina”.
Y como colofón a la fiesta, “Tordon el Despistado”, dando la nota, perdió las llaves del coche, las de casa, el abrigo, las gafas, el tabaco, el carnet del Real Oviedo, el pañuelo, la cartera y casi la dignidad, pero al final – gracias a Esteban- logró llegar a casa sano, salvo y cabreado.
Ligero de peso y con la misma inspiración que antes, eso sí.
¡Otra vez será!
Saludos cordiales
Tordon
PD: ¡Ah, se me olvidaba! A la cena también asistió Faustino VII, aunque en esta ocasión le noté un tanto desmejorado, con el semblante rojizo, taciturno, adusto, inexpresivo, toda la noche callado, sigiloso, mudo, pertrechado tras una vítrea coraza verde-botella.
9 comentarios:
Aquí, los del láser salmantino, también cocinan aceptablemente, servido con un colega del Faustino banda azul y con jamoneros a petición.
Y mañana, a pasar el día y exortar a las nuevas generaciones madrileñas, que no sé cómo me aguantan aún.
(Me descuido tres días y me escribes casi un libro)
Has conseguido que yo estuviera perfectamente situado en la cena,Tordon, hasta he bebido un Faustino , pero no he podido comer nada ya que no lo he visto por ninguna parte, muy bien descito el elenco de personajes que compartieron mesa y mantel contigo. Saludos
Pues mientras ustedes andaban de reuniones y cenas de socidad, yo cenaba apaciblente en mi casa con uno de mis hermanos y su familia.
Una buena sopa casera de primero y de segundo conejo a la zamorana.
Todo regado por un rioja de cual ni me acuerdo su nombre, pues no bebo alcohol casi nunca, no me interesan los vinos, ni blancos ni tintos ni claretes, quizás si está dulce lo cate.
Turrón de chocolate de postre, y fruta del tiempo.
Entre chistes y anécdotas todo estuvo delicioso.
Al terminar la cena di unas consejos de informática a mi hermano (mayor que yo)que me habia traido su pc para que se lo inspeccionase y si fuese menester formatease, pues según el, su ordenador hacia cosas raras y sospechaba que podia tener espias, intrusos, hackers, o como vulgamente digo yo: hijos de CENSURADO que no tienen otra cosa que hacer que andar tocando los CENSURADO.
Unos minutos escasos tuve para chatear con una bella y deliciosa princesita que tengo agregada a mi lista de contactos de messenger..... y revisar mis imperios.
Asi como que no quieren las cosas y en un ambiente muy familiar dieron casi las 12 de la noche, momento en que se fueron a su casa y yo decidí que era momento idoneo para retirarme a descansar.
..................
Estimado Tordon:
Cuán diferentes son nuestras vidas.
Yo no hubiese tenido el problema que tuvo usted con el abrigo, pues no creo que en ese perchero hubiese colgados muchos abrigos de los chinos o de mercadillo como los que yo utilizo...ja ja ja
Felicidades a los premiados.
Salu2
Anomomius
Casero, abstemio e informático Momius:
Ya tendré tiempo de sobra para descansar cuando mi barco realice su último viaje.
Y en ese momento, todos nuestros abrigos serán iguales.
Tenga cuidado, Peleón, no se le chamusque la pluma con el láser. Y ya sabe usted que la mezcla del jamón con las nuevas tecnologías provoca habitualmente urticaria, sobre todo si se usa el tinto para refrigerar.
Gracias, Silvo por su amable comentario.
Y me comprometo a invitarle a un Faustino en cuanto le conozca.
Salu2
Es lo malo del amigo Faustino, le distorsiona a uno el detector de objetos perdidos xD.
Estimado Anomomius, tus imperios no serán galácticos, ¿no? Mira que si nuestras naves se cruzan en el Ogamespace...
Al que le distorsionó el Faustino fue a un "pez gordo" de Gijón, que fué el que se llevó mi abrigo y todas mis pertenencias...
Estimada Velda Rae.
Pues si, mis imperios son del Ogame. es....juego en los unis 36,44 y 51..ja ja ja
Mi nick en el juego es Gustron.
En cuales juegas tu??.
Un besote.
Publicar un comentario