Aunque – por razones profesionales - mi vida transcurre en un entorno “densamente poblado”, me considero, paradojas de la vida, un individuo que tiende de manera natural a la timidez y al silencio. Por eso, la primera impresión que experimenté al asomarme a las dunas de Chigaga, fue la de un niño que se reencuentra con el deseado y ancestral regazo materno.
Dicen que cuando se visita el desierto, resulta inevitable soportar el inmisericorde cuchillo de la soledad. Pero no es cierto. La soledad presupone referencias en la memoria, y ningún recuerdo acudió a mi mente al contemplar aquella inabarcable extensión de arenas doradas, aquel estremecedor horizonte desosado bajo la inefable luz del crepúsculo.
Y es que en esos espacios yertos, en ese vacío infinito, en esa extensión denudada, se siente el viajero abducido por una fascinación hipnótica, por una percepción cuasi mística que brota del contacto con lo absoluto; subyugado por la autarquía de la penuria extrema de estos remotos paisajes, escuchando tan solo los latidos del propio corazón, siente bullir en la mente una vertiginosa borrachera de los sentidos, una intensa emoción que, lejos de desaparecer, se ancla para siempre en el alma.
E inmerso en ese camafeo de ocres y belleza muda, se percibe la insignificancia de la propia identidad y te sorprendes observándote como un converso animista que glorifica a los ignotos genios de la arena .Genios que, ajenos a tu estremecimiento, van borrando las huellas de los propios pasos.
Y es en esta estética de la vacuidad, en esa “pureza de la rarefacción” (que tanto maravillaba a Lawrence de Arabia), cuando el ego pierde su sustancia y se asiste al cálido encuentro entre la excitación de la mente y la benefactora indiferencia del desierto.
Cuando solo resta esperar, - centinela humano-, que Venus te reconcilie con el Universo.
Dicen que cuando se visita el desierto, resulta inevitable soportar el inmisericorde cuchillo de la soledad. Pero no es cierto. La soledad presupone referencias en la memoria, y ningún recuerdo acudió a mi mente al contemplar aquella inabarcable extensión de arenas doradas, aquel estremecedor horizonte desosado bajo la inefable luz del crepúsculo.
Y es que en esos espacios yertos, en ese vacío infinito, en esa extensión denudada, se siente el viajero abducido por una fascinación hipnótica, por una percepción cuasi mística que brota del contacto con lo absoluto; subyugado por la autarquía de la penuria extrema de estos remotos paisajes, escuchando tan solo los latidos del propio corazón, siente bullir en la mente una vertiginosa borrachera de los sentidos, una intensa emoción que, lejos de desaparecer, se ancla para siempre en el alma.
E inmerso en ese camafeo de ocres y belleza muda, se percibe la insignificancia de la propia identidad y te sorprendes observándote como un converso animista que glorifica a los ignotos genios de la arena .Genios que, ajenos a tu estremecimiento, van borrando las huellas de los propios pasos.
Y es en esta estética de la vacuidad, en esa “pureza de la rarefacción” (que tanto maravillaba a Lawrence de Arabia), cuando el ego pierde su sustancia y se asiste al cálido encuentro entre la excitación de la mente y la benefactora indiferencia del desierto.
Cuando solo resta esperar, - centinela humano-, que Venus te reconcilie con el Universo.
27 comentarios:
Bueno, parece que ultimamente me toca a mí inaugurar comentarios :)
Bellísimo post, Tordon, un homenaje a la grandiosidad de la naturaleza y a la insignificancia del ser humano, más capacitado para destruirla que para admirarla.
Me he identificado mucho con lo que has puesto, la soledad para mí también es una amiga, aunque laboralmente me desenvuelva entre mucha gente.
No me digas que te has tenido que ir al desierto para "encontrarte a ti mismo"... ¿No te valía el espejo del váter?
Estimado Buscador de MilHadas:
Agradezco sus inmerecidos elogios, a la vez que me congratulo por nuestra común querencia por los espacios poco ruidosos.
Tal vez por eso escribimos en un blog: Permite hablar en silencio.
Un abrazo.
Estimada Tipanga de Arabia:
Si no me sintiera tan subyugado por esa "pelusilla de melocotón" que orna su labio superior, la cogería y la plantaría en una maceta en medio de las dunas.
Pero la carne es débil y usted sabe que, diga lo que diga, siempre la querré lo mismo.
Bss
Tordo jocoso garrulado, ¿me enterrarías en una maceta, pájaro? Pues tendrías que buscar una bien grande, tío, porque entre el bigotón mejicano que me gasto y mis carnes flácidas y sebosas requerirías bastante espacio para la siembra.
No importa, gacela-foca mía, siempre me gustaron las rellenitas...
Jajaja, vaya guasa que se gasta en Oviedo, será por aquello de a mal tiempo buena cara :)
Frikiperdido-encontrado,trasnochando y cuando se despierta de nuevo a la carga;que es carnaval y hay que relacionarse con los humanos reales.
Muy literal su descripción de las dunas y a su vez pienso que esa sensación también la tengo "MUA" cuando estoy en yoga (el profe nos hipnotiza para dejar la mente en blanco o en color al gusto del consumidor).
Cambio de nuevo la foto,el sol me afecta mucho(y estamos en invierno,espere Usted a llegar al verano).
Salu2 y 3 y 4...Bss %))::()
La soledad deseada es una bendición, pero la impuesta es la mayor de las desdichas.
Cada día me estoy volviendo más antisocial y valoro más mi buscada soledad.Aunque jamás la buscaria en las dunas, a mi el verde me va más y si va acompañado del cantábrico , mejor aún..mar, montaña y yo (en el lote van las vacas, aqui en Cantabria son parte del paisaje).
besos tordon y la melancolía es una buena compañera, pero sólo en situaciones excepcionales, no por norma.
Me imaginaba Tordon que te ibas a sentri una nimiedad, sin embargo estabas ante un paisaje bello pero sin vida, tú eres más importante y realmente más grande que él.
Oye y la próxima vez que tires una foto a las dunas tírala de la que vas no de la que vienes que dejas huellas jajaja..
Salu2
O siente Vd de verdad eso o lo disimula muy bien. Gracias por compartirlo, es muy bonito.
Un abrazo.
Ya me iba yo al desierto a pasar un par de días y a disfrutar de la inmensidad de un paisaje solitario. Pero sólo un par de días que a mí me gusta la soledad pero no estar sola mucho tiempo.
Y copiando a Busca, bellísimo post, Tordon.
sin palabras me ha dejado es como si ese mar de arena de la foto me las roba todas pero solo me queda decir que es maravilloso su relato de la soledad un saludo de su admiradora..... ya sabe de donde jajajaj un saludo
Estoy con Lyvi: me encanta la soledad, pero cuando yo la elijo.Impuesta me parece una de las peores torturas que puedes sufrir en esta vida, a muchas vidas de ancianos que viven solos, por ejemplo, me remito.Es desolador pensar que no tienes a nadie, ni familia ni amigos, nadie que te dedique una palabra amable, o no tengas quien te dé un abrazo sincero; nadie que te quiera de verdad y se preocupe por tí; ¿habéis pensado en esa sensación? Yo sí, y para mí sería insoportable.
Me he ido del tema señor Tordon, pero lo de la soledad me lo ha sugerido y lo tenía que poner...
Besos
En instantes como el que describes, querido Tordon, bajo esa "percepción cuasi mística que brota del contacto con lo absoluto" es cuando uno cree estar al borde de la revelación y del descubrimiento, y se siente capaz de entenderlo todo. Aunque, pobres de nosotros, no es más que una ilusión. Pero, ¡qué hermosa!. Como tu entrada.:-*
Preciosa entrada ésta Tordon.
Muy de acuerdo con Livy en que la soledad debe ser deseada y buscada por uno mismo, es muy necesaria para el ser humano si se comparte con la naturaleza.
-fiuuuuuuuuu fiuuuuuuuuu (sonido del viento ardiente desértico cuando sopla entre las dunas)
-sssssssss ssssssssss (ruido emitido por una serpiente que va quemándose la piel entre la fina arena del desierto)
-brrr brrr uggg uggg (sonido de camello retozando a la sombra de una palmera un dia normal de 59 grados celsius)
-azcalá fatálmaja acá ( frase muy repetida en el desierto por sus nativos. Que traducido al castellano es equivalente a: joer que calor hace en este piiiiiii desierto)
salu2
Anomomius
Estimada friki-woman:
Me alegra comprobar que en su permanente estado hipnótico, a falta de otras maldades, se dedique a cambiar la foto de su blog. Es decorativo y ameno.
Un abrazo y saludos a su abnegado cónyuge.
Sí, Livy, estoy de acuerdo con eso de no pasarse con la soledad.Lucas de Clapiers, precursor del nihilismo, decía que "la soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo:mortal si resulta demasiado larga, pero necesaria"
Bss.
No tenía ni idea de que eras de Cantabria.¡Me encanta esa región!En ella viven buenos amigos.
Gracias, Silvo, por tu comentario.Y una aclaración:La foto de la entrada es de Google. En las mías salgo yo en casi todas y así el paisaje pierde mucho...
Salu2
No , Peleón, esta vez no hago teatro: El paisaje es muy especial y despierta sentimientos muy profundos.
Salu2
Gracias, Hécuba, por tu amable comentario. Y coincido contigo: A mi tampoco me gustan los "excesos" de soledad, y pienso que en el contraste está la belleza, y en el término medio la virtud.
Salu2
Gracias ,admiradora del blog, pero me cuesta trabajo pensar que a usted alguien la pueda dejar sin palabras...
Salu2
El tema que usted sugiere, estimada Mama-rin, enlaza ya con el problema del "abandono" y la "soledad social", un entorno dramático en el que desgraciadamente se mueven muchas personas.
Le agradezco mucho que nos lo recuerde, no vendrá bien a todos un poco de solidaridad.
Salu2
Gracias, admirada Velda por tus profundas reflexiones.Tal vez, en esos instantes, lo que realmente ocurre es que nada distrae la atención sobre la percepción de ti mismo. Sin interferencias,resulta más fácil enfrentarse a la propia esencia.
Y eso, a veces, asusta.
Bss
Gracias Mery Jane por tu cariñoso comentario.Y sí, estoy de acuerdo, el contacto con la naturalez agudiza nuestros sentidos y nuestros sentimientos.
Un paseo por lugares abiertos de vez en cuando es una buena terapia para el espíritu, nos recuerda los nómadas que fuimos.
Bss
Onomatopéyico Momius:
"Jal,majal,requetejal"
Que traducido al bable quiere decir:
¡Es usted un cachondo!
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