En una carta a su vecino Schiller ( y sin embargo, amigo) , Goethe asegura que" si toda la
poesía desapareciera del mundo, un libro salvaguardaría sus esencias". El poeta alemán se
refería a "El Príncipe Constante”, una
comedia dramática escrita en 1629 por nuestro compatriota Calderón de la Barca.
El “sabio de Weimar” añadía que le resultaba muy difícil analizar esta obra, ya que
sentía tal emoción al hacerlo, que el libro se le caía de las manos y no podía
continuar con la lectura.
Y a mí me ocurre algo parecido: Tengo miedo a que se me caiga la televisión
cuando veo jugar a la rojigualda.